El lastre de Monedero

Las insuficientes explicaciones de Juan Carlos Monedero el viernes sobre la factura de 425.000 euros emitida por su empresa, Caja de Resistencia Motiva 2, al banco de la Alternativa Bolivariana de las Américas, han zanjado un asunto que está lastrando la imagen de Podemos, un partido hasta hace poco virginal, pero sometido a un escrutinio público sin precedentes. El virtual número tres de la formación no enseñó el contrato con los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, y se refugió en la confidencialidad para no mostrar tampoco el estudio -se supone que sesudo y documentado- por el que cobró.

Se equivocó, además, Monedero en usar en su comparecencia un tono exaltado, cuando de lo que se trataba era sencillamente de informar. Es sabido que, pese a la tradicional costumbre hispana, no se tiene la razón por gritar más. Aunque no faltan argumentos para denunciar la sospechosa filtración de sus datos fiscales por parte de Hacienda, es posible que en este caso la mejor defensa no sea el ataque, o al menos no solo el ataque.

DETENCIÓN EN CARACAS

La accidentada conferencia de prensa de Monedero se produjo solo unas horas después de la detención del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia, en una turbia operación. Desde ese momento, los dirigentes de Podemos están no solo obligados a explicar la factura de su número tres, sino también su amistad con un régimen, el venezolano, capaz de llevar a prisión bajo acusaciones difusas al alcalde de la capital, elegido democráticamente.

Pablo Iglesias ha apoyado sin titubeos a Monedero, pero es una costumbre en nuestro sistema que primero se sale en defensa del presunto corrupto (Corcuera apoyó a Roldán, Guerra a su hermano, Rajoy a Bárcenas, Mas a Oriol Pujol) y luego, pasado un tiempo, se suelta lastre. Podemos lo tendrá que hacer, y rápido. Mientras los portavoces del partido se ven sometidos a un calvario en sus frecuentes apariciones en los medios , una encuesta publicada ayer por El País daba a Monedero como el político peor valorado, de lejos, en la batalla de Madrid.