El aeropuerto de Doha no es Qatar Airways

Está bien. Me gusta. Se diría que uno de los países más poderosos del mundo y, sin duda, el que nos pone en fila a todos en Europa, no le hace ascos al dinero, sospecho. Tiene su qué, desde luego. Todos miraban al Barça, al que, al parecer, no le cuadran las cuentas (o le cuadran demasiado) para poder fichar en el mercado de invierno, y hay quien aprovecha esas fechas para hacer caja. Y lo que aquí es sospecha, dinero manchado, euros o eurodólares sucios, allí se antoja, se ve, se ingresa, se usa y hasta se farda como si fuese dinero limpísimo, del bueno, fetén, vamos.

Será, digo, será, que el aeropuerto de Doha, que patrocinará la camiseta de entrenamiento del poderoso y muy representativo Bayern de Múnich es zona de paso, internacional, aguas juridiccionales, y Qatar Airways, que patrocina al Barça, es ya mucho más pecaminoso. Lo cierto es que no he oído, aún, a nadie que ponga el grito en el cielo y eso que, como les gusta contar a sus gentes, el campeón alemán está dirigido por antiguas y fantásticas estrellas y glorias del fútbol alemán y no por empresarios catalanes, que solo miran la ‘pela’.

Es evidente que con el borrón del Bayern se puede limpiar la supuesta mancha del Barça, pero no deja de ser curioso que cuando el club azulgrana está en plena discusión por el montante de la renovación de su patrocinio e, incluso, tratando de que Qatar le ayude a limpiar su imagen (la del país del Golfo, claro), aparezcan los alemanes y cacen al vuelo una pieza menor pero muy preciada por su importante cantidad.

Y aquí, como siempre, todo el mundo mirando hacia otro lado. Será que Alemania es mucha Alemania. El Bayern mucho Bayern. Y Rummenigge y Beckenbauer mucho Rummenigge y Beckenbauer. Porque Guardiola ya se ha ido. Digo.