La clave

El eje hispano-alemán

ALBERT SÁEZ

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Septiembre va a ser un mes decisivo en la Unión Europea. Quienes pagan impuestos en España se juegan, por lo tanto, su futuro en ese complejo tablero. Jean-Claude Juncker debe presentar la composición de la Comisión que presidirá como líder del partido ganador en las elecciones de mayo. Es algo más que un juego de sillas. La mayoría que va a gobernar la Unión será la suma de la democracia cristiana y la socialdemocracia. Y la batalla por las políticas económicas será descarnada. La cancillera Merkel sigue convencida y decidida a mantener la austeridad en la que vive Alemania desde hace más de 10 años. Los miedos atávicos a la inflación y al paro impiden plantear alternativas. Pero esta vez, a diferencia del año 2009, los liderazgos no son los mismos. Merkel no tiene socios ideológicos tan potentes como eran Sarkozy y Berlusconi. Y en España no está el socialista Zapatero sino el democristiano Rajoy, autor de un milagro en las cifras macroeconómicas aplicando las políticas que no votó en el Congreso aquel mayo del 2010 pese a estar dictadas por la misma cancillera.

Enviudar

Con ese paisaje de fondo, el paseo y la reunión de Santiago de Compostela tienen otras lecturas más allá de las de la prensa entusiasta. El elemento dominante no era nacional sino ideológico. No era una cumbre hispano-alemana sino la reunión de los jefes de los partidos que más eurodiputados ceden a Juncker. La batalla será dura, porque el frente socialdemócrata cuenta con Hollande y Renzi, que pretenden subir el precio de la investidura del luxemburgués: las cifras del estancamiento de la zona euro en el segundo trimestre avalan su petición de superar la austeridad como valor supremo de la política económica. E incluso pueden tener a favor a una parte de la opinión pública alemana ahora que a sus miedos atávicos se suma el de la deflación.

Rajoy se ha movido rápido: ha sacrificado a Cañete en favor de un mejor puesto para Guindos y se ha hecho una foto como líder consorte de la UE. El único riesgo es que en el Consejo Europeo del sábado se quede como el viudo de la austeridad mal entendida.