Al contrataque

Ébola

El virus ya se propaga por el primer mundo y tal vez ahora las farmacéuticas empiecen a tener interés en investigar

Manel Fuentes

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El virus del ébola ya se propaga por el primer mundo, lo que pone de relieve nuestra hipocresía, fragilidad y estupidez a partes iguales. La expansión no avanza, de momento, en la progresión geométrica de los titulares de prensa, ni de la inquietud ciudadana, pero hartos como estamos de corrupción, incompetencia y crisis económica, lo del ébola ha terminado de encender los ánimos del personal.

Cuando el problema estaba en África no nos lo hacíamos propio, y ese pasotismo es el que nos ha hecho vulnerables. El Gobierno de Rajoy, tan necesitado de buenas imágenes ni que sean cara a la galería, tomó la decisión, cuando menos discutible, de repatriar a los dos religiosos españoles infectados. ¿Es que España tiene un método de curación para la enfermedad? Todo indica que no. ¿De tenerlo, no habría sido más sensato mirar de tratar la enfermedad en África? Todo parece que sí, pero como aún hay vidas de primera y de segunda, la condena del virus también se ha pretendido marcar en la pista de despegue y llegada eligiendo qué cuerpos con virus podían soñar con curarse y cuáles no. Los religiosos viajaron. Sus ayudantes, no. ¿Es que nuestro Gobierno estaba preparado para manejar bien los protocolos de seguridad para que no hubiera contagios? Todo indica que no. Porque aunque algunos quieran que Teresa Romero cargue con la responsabilidad, lo cierto es que nadie supervisó el posible fallo ni actuó con diligencia. Se sacrificó a un perro por las dudas, pero no se tuvo ninguna para no ingresar a Teresa cuando le subía la fiebre sin pensar que podía estar infectada. ¿Es que tras el evidente error de seguridad el Gobierno ha sabido al menos dar información detallada y convincente? Pues todo indica que durante la primera semana, no, ya que ahora se ha relegado a Ana Mato y se ha creado un comité tanto político como científico para comandar la crisis.

Un sistema de salud estresado

Y es que el virus del ébola nos ha llegado cuando aún no teníamos cabeza. Ha llegado cuando solo teníamos corazón y ganas de quedar como unos campeones frente al mundo, y hace tiempo que bajamos a segunda división. Nuestro sistema de salud está estresado por una crisis económica y su derivada social, que no nos permite hacer tan bien las cosas como solíamos. Y encima ahora el reto es mayor. Cada vez estamos más cerca de África.

El virus del ébola ya se propaga por el primer mundo y tal vez eso haga que las farmacéuticas empiecen a tener interés en investigar cómo solucionar el problema. Si dan con ello, seguro que además será un gran negocio. Aunque también es verdad que en el mundo actual nunca sabemos cómo surgen los negocios; si buscando soluciones o generando necesidades.