El dolor causado por los partidos políticos

ADRIÀ GALLARDO

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A menudo, los que seguimos con gran interés la política y que incluso la practicamos con vocación de calle y no de despacho, nos ponemos a analizar la situación general de la política estatal. Analizamos el gran cúmulo de errores, los aciertos, las cosas mejorables y sobre todo tomamos en consideración lo que la gente espera de los políticos. Ya saben, cómo desean que gestionen las arcas de todos los españoles. Y a días de hoy el ruego es claro, simplemente desean que no roben.

Los ciudadanos piensan que todos y cada uno de los políticos que hay en España son un conjunto de ladrones en serie que se entrometen en la política para sacar la máxima tajada posible y rellenar hasta rebosar sus bolsillos de billetes y poder. Piensan que ya no existe alternativa, que no hay posibilidad de que ninguno de los partidos políticos que hay en España pueda tomar las riendas y salvar este merdé. Para el ciudadano de calle ya no hay diferencias, ya no hay políticos de izquierdas ni de derechas, ahora solo hay estafadores y ladrones sentados en sillones con traje y corbata. Ya no sienten que la política les ayude, más bien piensan que les está haciendo la vida imposible, que tanto sinvergüenza robando les ha llevado a la situación de no tener para comer, de no poder pagar las tasas para que los hijos estudien, de no poder gozar de una sanidad que debería ser inmejorable. Piensan al fin y al cabo que la política es una clase política superior a nivel adquisitivo pero una gran porquería a nivel de honestidad. Miran a su país y no lo reconocen, todo por una panda de sinvergüenzas.

Eso piensa la mayoría de españoles, no ven una conexión con la política a menos que sea integrándose en cualquier partido político. El sistema político de España se ha convertido en un conjunto de sectas con las puertas cerradas que solo buscan votos a costa de lo que sea, el poder corrompió este país hace mucho tiempo.

Los ciudadanos empiezan a ver la luz en partidos nuevos, novedosos y más modernos. Se agarran a clavos ardiendo por tal de buscar una solución, una salida, algo viable que nos vuelva a conducir a aquellos tiempos en los que el trabajo no era un bien escaso, aquellos tiempos en los que la educación no sufría recortes, en los que nadie debía huir por no saber dónde meterse en su propio país.

Necesitamos mirada larga, grandes objetivos, trabajar duro para volver a conectar con la ciudadanía, muchos esfuerzos, asumir todos los intolerables errores que la política ha cometido, y sobre todo, debemos someternos ante la ciudadanía, porque los partidos políticos, con toda la porquería que tenemos dentro de nuestras filas, hemos causado mucho dolor a este país.