Derroche de energía en el Born

El debate sobre la estatua decapitada de Franco evita concentrarse en la reparación pendiente de las víctimas de la dictadura

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bgasulla2944929 visitors walk between the concrete pillars at the new holoca160807104811 / AP / FABRIZIO BENSCH

BERNAT GASULLA

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Las heridas mal cerradas se acaban abriendo e infectando. Sin ánimo de mediar, por propia incompetencia, en las discusiones históricas que ha generado el proyecto, uno se atreve a afirmar que el debate sobre la exposición proyectada por el Ayuntamiento de Barcelona en el Born ha demostrado muchas cosas, muy pocas buenas. Una de las cosas que ha acabado de confirmar es que nuestra capital, Barcelona; nuestro país, Catalunya, y nuestro Estado, España, tienen mucho camino por delante para acabar de suturar la horrorosa herida abierta por el franquismo. Y hasta ahora no lo han hecho por incapacidad, desinterés, desidia o, y aquí es donde nos echamos a temblar, por convicción ideológica.

Si aún no lo han hecho, y si su bolsillo se lo permite, les recomiendo un viajecito a Berlín. No les defraudará. Y, si les interesa la historia o sencillamente conocer el horror que podemos llegar a generar los humanos, no se pierdan el Memorial de las Víctimas del Holocausto. Es solo un escalofriante ejemplo de cómo Alemania, cuyos gobernantes llegaron a la máxima expresión de la sinrazón y de la crueldad, expone sin efectismos pero con toda la crudeza las consecuencias del horror nazi y rinde tributo a las víctimas del criminal Hitler. Un ejemplo de memoria histórica. Una curiosidad: ¿saben que recitar a todos los fallecidos en los campos de exterminio y una sinopsis de su biografía llevaría casi siete años?

Teniendo fresco este ejemplo de compromiso con la memoria histórica, el cruce de improperios entre voces vinculadas a ERC y al resto del independentismo y los 'comuns' acerca la exposición que pretende colocar una estatua de Franco decapitado delante del Born parece un derroche de energías. Sin entrar en gustos, preferencias ni (insisto, por incompetencia propia) en cuestiones de teoría histórica, los representantes públicos deberían aparcar la disputa electoralista (esta polémica huele demasiado a eso) y concentrarse en reconocer y rendir tributo oficial a las víctimas de Franco y del franquismo (que aún colea) y reparar el daño que han sufrido ellos y sus descendientes.