NÓMADAS Y VIAJANTES

David contra Goliat

DÍA TRIUNFAL 3El primer ministro Alexis Tsipras saluda a sus simpatizantes tras el triunfo electoral.

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RAMÓN LOBO

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Es un duelo al sol; y si lo prefiere una partida de póker con las pistolas encima de la mesa. ¿Quién parpadeará primero, Syriza o los acreedores?, se preguntaba el viernes Catherine Boyle, periodista de la cadena estadounidense CNBC. Las primeras declaraciones son de máximos, que es como empiezan las negociaciones. El ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, se lo ha dicho al jefe del Eurogrupo (los países del euro), el holandés Jeroen Dijsselbloem: Grecia no reconoce la troika y no pedirá una extensión del pacto, es decir, una nueva inyección de dinero. Si no hay cambios en la partida, a finales de febrero Atenas tendrá dificultades de liquidez. Disponemos de cuatro semanas.

El ministro de Finanzas de Alemania, que es el jefe real del Eurogrupo, Wolfgang Schäuble, responde desde Berlín que Grecia debe pagar lo acordado y que su país no admitirá chantajes. Si nos creemos lo dicho por unos y otros esto acabará en tragedia (griega, claro). No hay que dejarse llevar por las apariencias, estamos en la fase teatral. Es la batalla de David contra Goliat y los milagros no se repiten.

El jefe de Syriza y ganador de las elecciones del domingo, Alexis Tsipras, sabe que dispone de pocas armas para negociar. Se enfrenta al espíritu calvinista de los países del centro y norte de Europa que exige castigar al que se endeudó alegremente. Es un mensaje que ha calado en su ciudadanía: «Trabajamos duro, ahorramos mucho y nos divertimos con mesura para vivir sin deudas impagables y los maulas del sur trabajan poco, comen a espuertas, duermen siesta y gastan como locos». Detrás de la intransigencia negociadora de Alemania y de la troika bulle ese afán de escarmentar al disoluto. Es una cuestión cultural.

Tsipras tiene al menos una baza una política que ha empezado a utilizar, de ahí sus gestos hacia Putin, como recibir primero al embajador ruso y bloquear la ampliación de las sanciones a Moscú por su intervencionismo en Ucrania. Juega con las claves de la memoria europea en la segunda guerra mundial. Grecia combatió a los nazis y sufrió después una guerra civil. Murieron un millón de personas, el 10% de su población. Los aliados impidieron la victoria partisana, comunistas en su mayoría, para que Grecia no cayera en la órbita soviética. Los movimientos rusófonos de Tsipras tienen ese mensaje histórico, como lo tiene su visita al campo de Kesarianí, donde los nazis ejecutaban a los miembros de la resistencia.

COBRADOR DEL FRAC

Syriza necesita aire, que aflojen los pagos. El nuevo Gobierno acepta la deuda, lo que demanda es una renegociación con la UE, y no con su cobrador del frac que es la troika. Quiere otro enfoque porque el ajuste no ha mejorado la situación, más bien ha empeorado todas las estadísticas. Un ejemplo demoledor: el paro juvenil roza el 60%. La troika defiende que Grecia ha empezado a crecer pero no dice que al ritmo actual necesitaría esperar más de una generación para que sea pagable.

A favor tiene Grecia el peligro de deflación en la UE y los planes del BCE de inyectar dinero para estimular la economía a. Aumentan las voces que reclaman un cambio de rumbo. En contra está el miedo al contagio: si Grecia obtiene ventajas, ¿por qué no España, Portugal, Italia?

El nuevo Gobierno griego necesita empezar a cumplir alguna promesa e inyectar esperanza en la sociedad. Un coronel estadounidenses en Irak, experto en contrainsurgencia, me dijo que los muros de hormigón levantados en Bagdad para frenar la guerra entre chiíes y suníes no generaban seguridad, solo creaban sensación de seguridad, y que esa sensación traería la verdadera seguridad. Es el mismo mecanismo: crear sensación de esperanza. Tsipras necesita incorporar a su bando a Italia (Renzi) y Francia (Hollande), dos socialdemócratas en países de peso; juntos tienen alguna opción ante Merkel.

Si fracasara Tsipras, algo que anhela Rajoy y su coro mediático obsesionado con Podemos, crecerá la opción de los nazis de Amanecer Dorado en Grecia, el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia y Pegida en Alemania. Acabamos de conmemorar el 70 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau por el Ejercito Rojo. Si hemos aprendido algo no deberíamos jugar con fuego. A la Alemania derrotada en 1919 se le impusieron unas condiciones draconianas, se le humilló como hoy a Grecia. De ese lodo surgió Hitler, y millones de muertos. Grecia no es Alemania,  y ese es su principal problema. Si pesara el 20% de la economía de la EU y no el 2% todos correrían a reunirse con Tsipras a quien tendrían por el nuevo Temístocles del estímulo. La partida acaba de comenzar.