Gente corriente

Dani Giménez Torres: «Gracias a Justin Bieber soy lo que soy. Se lo debo todo»

Es tan ultrafán del ídolo canadiense que está acampado frente al Palau Sant Jordi a la espera del concierto del día 16.

Núria Navarro

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Esta es la historia de una ilusión adolescente. De esas que cuando uno es adulto y tiene desmemoria de su juventud ve como una gansada. Dani Giménez Torres (Vilanova i la Geltrú, 1994) lleva 11 días acampado delante del Palau Sant Jordi para poder ver más cerca que nadie a su ídolo, Justin Bieber, que actúa en el pabellón el 16 de marzo. No hay frío ni lluvia ni granizo que le hagan claudicar.

-Once días lleva ya. Y faltan 10.

-Sí. Planté la tienda el 23 de febrero, con mis amigos Ángel Beltrán, Iván Fernández y Jalal Ajelian. Fuimos los primeros. Traje tres maletas llenas de ropa y tres bolsas de comida.

-Mucho. Y encima se nos ha roto la puerta de la tienda y tenemos goteras. ¡Todo por Justin!

-Aquí hace un frío que pela, oiga.

-Gracias a Justin soy lo que soy. Se lo debo todo.

-¿Tanto le gusta el pollo?

-¿Todo? ¿En qué sentido?

-Sus letras parece que hablen de mí. Y me gustan su forma de ser y cómo trata a los fans. Por ejemplo, Justin se enteró de que una fan de 6 años, Avalanna [Routh], tenía cáncer y se casó simbólicamente con ella. Hizo felices sus últimos días.

-Vaya. Lo cierto es que Bieber es más un ídolo de chicas, ¿no?-Desde que sacó el disco Believe, ha empezado a gustar más a los chicos. Yo al principio lo odiaba. Pensaba: «Es un niñato de mierda». Pero en el instituto tenía una amiga que siempre ponía su música. Fui escuchando y escuchando, y cada vez me gustó más.

-Y ahora hasta viste como él.-Intento seguir su estilo. Justin lleva ahora pantalones cagados, bambas altas, gorras de béisbol y cadenas. Y yo, a la que tengo un poco de pasta, me voy al H&M. Hasta llevo tatuada la palabra «Believe», mire...

-¿Cómo tuvieron la idea de acampar al raso 21 días usted y sus amigos?

-Cuando salieron las entradas a la venta en la Fnac de La Maquinista, fui el primero en comprarla. Luego los cuatro dijimos: «Tenemos que verlo y que sepa que los belieber boys existimos».

-¿Belieber boys?

-Están los fans y los beliebers, que son los talibanes de Justin, como los little monster lo son de Lady Gaga. Tenemos un grupo en Facebook, Beliebers Barcelona, con 1.300 amigos. Hacemos quedadas, vamos juntos a comprar los discos y nos juntamos para cantar canciones de Justin por los centros comerciales.

-Muy temático. Y estos días, ¿cómo se asean? ¿Qué comen?

-Para el aseo vamos al chiringuito, o al gimnasio, o al INEFC -que es donde estudio para ser especialista de cine-, que está aquí al lado. Y comer... Tenemos macarrones para aburrir, tortillas, bocatas, calditos. Nos los traen los amigos y las familias.

-Por cierto, ¿su familia qué opina?

-Piensan que estoy loco, pero han venido a verme y ven que estoy bien. Tampoco pierdo clases, ¿eh? Me escapo un par de horas y vuelvo rápido.

-La que también está pendiente de ustedes es la Guardia Urbana.

-Vienen cada día. Unos nos preguntan si estamos bien, otros nos piden que saquemos las cosas fuera, alguno nos manda desmontarlo todo.

-Una forma de matar el tiempo. ¿Hay otras menos tensas?-Jugamos a básquet, a pimpón y al veo-veo. Yo, personalmente, me tiro horas hablando con mi novia, Miriam. También nos reímos con los colegas de las otras cuatro tiendas.

-¿Buen ambiente?

-Son un poco ruidosos, pero sí. A todos nos han indignado los insultos de un grupo de chicas de Madrid que, por Twitter, han dicho que los que estamos acampados aquí tenemos «un cierto retraso mental». Pero gracias a ellas tendremos más posibilidades de llamar la atención de Justin.

-No hay mal que por bien no venga.

-Y el día del concierto, a correr y a pegarse a la valla, cerca del escenario. ¡Me cortaría un dedo por poder entrar en el backstage y hablar con él!