Ventana de socorro

El coste de un hijo

Tan pronto destacamos por una baja natalidad como por las ganas de tener familia como sea

ÁNGELES GONZÁLEZ-SINDE

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Este fin de semana bajaron las temperaturas y apetecía refugiarse en una sala de cine. Muchos se decantaron por una comedia sobre la identidad y se carcajearon con Ocho apellidos catalanes. Yo, en cambio, elegí La adopción, una película bien distinta que también habla de dos catalanes, pero estos en las tierras frías del norte de Europa. Son Nora Navas y Francesc Garrido en el papel de un matrimonio que está a punto de alcanzar un sueño: tener un hijo. Para ello viajan a un país de la órbita exsoviética, pero les esperan muchas sorpresas y profundos dilemas morales.

Algunos padres habrán tenido experiencias de adopción similares, otros mejores, pero la perspectiva que presenta Daniela Fejerman, la directora y guionista de la película, se centra sobre todo en los efectos sobre la relación de pareja de la corrupción, las mentiras y los secretos. Cuando todo alrededor colapsa y la miseria moral campa a sus anchas, es difícil mantener la ilusión, no digamos ya la fortaleza y la perspectiva.

La intensa peripecia de estos dos ciudadanos cualquiera en una tierra extraña en la que las conductas resultan tan indescifrables como el idioma, entretiene, interesa y conmueve. Está bien escapar por un rato al bombardeo de noticias sobre la precampaña electoral del próximo 20 de diciembre, el pacto en el Parlament o la amenaza del terrorismo yihadista. Existe otra forma de comunicación social: la que generan los propios ciudadanos con sus vivencias y se produce de corazón a corazón, de mirada a mirada. Es el cine.

Entre 1997 y el 2014, un total de 52.895 niños provenientes de todas las zonas del mundo fueron adoptados y se convirtieron en niños españoles. Más de 33.000 familias están a la espera todavía de poder adoptar. No es una cifra pequeña. Los españoles somos así. Tan pronto destacamos por nuestra bajísima natalidad, como por nuestra determinación en tener familia cueste lo que cueste. Y cuesta mucho, como tan bien describe La adopción. Y no solo estamos hablando de dinero.