LA CORTINA DE HUMO

Cosas del 'momentum'

TONI AIRA

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En EEUU, cuando un candidato o político está en la cresta de la ola y todo el mundo está pendiente de él, dicen que vive su momentum. Está pasando con el presidente Artur Mas, que surfea sobre una mega ola que ni él mismo sabe si lo hará descender entre aplausos en la playa o si lo estrellará contra las rocas. Pero es evidente que esta semana todas las miradas se han seguido dirigiendo sobre todo hacia él, y no hacia el expresidente Jordi Pujol. Detalle.

Las vueltas que da la vida. Mas firmó el decreto de convocatoria en el Saló de la Mare de Déu de Montserrat del Palau de la Generalitat, allá donde hizo su primer discurso de Fin de Año como presidente, en el 2010, pocos días después de asumir el cargo. Todo empezó allá, recuperando el peso de la historia (el gótico, el 129 presidente) después de discursos de José Montilla en lugares como un centro de control de los Ferrocarriles de la Generalitat. El Palau es el mensaje. El equipo de Mas es consciente de la importancia de la simbología (y quizá por eso habrían podido prever y evitar la imagen de consellers haciendo fotos al decreto firmado), sobre todo en un país sin Estado (y a menudo sin cultura de esto último). Son conscientes de este frente, el más trascendente y estratégico, pero también del más pequeño y táctico. De ahí, entre otras cosas, lo de jugar con la fecha de la firma durante unos cuantos días.

El asunto Pujol no tenía que ser el tema durante la semana de su comparecencia. Y así se decidió tener hasta el jueves a toda la prensa especulando sobre la fecha de la firma, un debate bastante absurdo. Pero en palacio mantenían la intriga y los hombres de Mas sufrían lo suyo para aguantar las presiones de compañeros (algunos muy importantes) que reclamaban decidir fecha y saberla (¿quizá para filtrarla?). Y no pasó. No hasta el jueves. Entonces Mas informó primero a los líderes políticos proconsulta, que así no podrían decir que se habían enterado por la prensa. Los medios se acabaron nterando por alguno de ellos. Y la comparecencia de Pujol ya estaba ahí.

Gestionar favores pendientes, escapes y egos. Llegar al viernes y que el decreto no lo hubiera visto nadie. Y el sábado, a pasar página informativa de la comparecencia de Pujol del día antes. Mas intenta controlar al máximo el equilibrio y la tabla. No es fácil, pero él va surfeando la ola, que crece y acelera. Él vive su momentum. Desembocará en playa o en rocas, no lo sabe, pero ha decidido, entretanto, tratar de aprovechar la parte buena, que alguna tiene.