AL CONTRATAQUE

Tocar las palmas

Es una forma de centrismo donde se unen derecha e izquierda para dar ambas lo mejor de sí

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JAVIER PÉREZ ANDÚJAR

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Supongo que para los seguidores del Real Madrid todos los domingos deben ser domingos de RamosRamos. Al fútbol ya no hay quien le tosa, y hasta Pablo Iglesias, más dado al baloncesto, se ha atrevido antes con la misa de los domingos en la tele que con el fútbol, que es de televisión diaria. Aquí me refiero al deporte, no a Iglesias. Pero dejemos de hablar de fútbol, es decir, de tocar las pelotas, pues hoy he venido a tocar las palmas.

No es lo mismo tocar las palmas que aplaudir. El aplauso nos convierte en público, y tocar las palmas nos hizo libres. El amigo que tocaba las palmas no era un palmero, porque todo esto pasaba fuera de la política, y fuera del colegio, y fuera de todas partes, es decir, en las afueras. El amigo que tocaba las palmas era el chaval de las manos rápidas, que llegaba al parque, la plaza donde estaba la peña sentada en el respaldo del banco, y sin decir ni pío (era el más impío de todos) se ponía de golpe a picar y repicar con las manos, y quien sabía le seguía y le hacía el contrapunto.

UNA FORMA DE DAR LA RAZÓN

En el mundo de tocar las palmas, ir a la contra no es contradecir sino una forma sublime de dar la razón. Este es otro motivo por el que creo que en las palmas hay un montón de libertad. A saber: la de estar en la calle, sentarse como uno quiere y llevar la contra por el bien común. (Como esta sección se llama 'Al contrataque', escribir aquí también tiene algo de tocar las palmas).

Existen dos maneras de tocar bien las palmas: estirado hacia atrás y encogido hacia delante. El que se echa hacia atrás alarga los brazos hacia delante, y el que se encoge hacia delante recoge los brazos sobre sí mismo. A eso se le llama palmas centrífugas y centrípetas. Porque tocar las palmas es una forma de centrismo donde se unen derecha e izquierda para dar ambas lo mejor de sí. Con esto se demuestra, principalmente, que la Transición fue un engañoTransición , un espejismo, un cambiazo, ya que habiéndose realizado bajo un Gobierno de centro, el programa estelar de televisión se llamó 'Aplauso'. En realidad no querían que tocásemos las palmas sino que aplaudiésemos.

ESPONTÁNEAS Y SIN PRETEXTO

Todo aplauso se ejerce en contra de quien no aplaude. Las palmas son espontáneas, arrancan de repente sin necesitar un pretexto. Se dividen también en estáticas y dinámicas. Las estáticas son las que se tocan sentado en los bancos, en los buses, en el metro, y las dinámicas se tocan en pie mientras se va andando. Los días de las palmas... Ir con un amigo tocando las palmas por la calle para compartir el no llevar nada en las manos salvo un destino incierto, para imponer el ritmo del corazón al ritmo de los acontecimientos.