Cómo medir al contradiós

Mientras los tipos del euribor caen por debajo del 0% y genera dudas sobre cómo aplicarlo a las hipotecas, el valor bursatil de los bancos de todo el mundo, coticen en dólares, euros o yenes, caen en un clima de desconfianza.      

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JOSEP-MARIA URETA

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No es solo que las bolsas caigan a niveles de hace tres o cuatro años. Lo malo, por desconocido, es que los tipos de interés, los únicos que entienden millones de familias españolas (euribor) cuando calculan su cuota mensual de hipoteca, estén por debajo de cero. Razonamiento  elemental: si se tiene una hipoteca que vence a 20 o 30 años y el euribor está por debajo del 0% desde este mes y así seguirá unos cuantos meses, ¿qué hay que negociar con el banco? Es procedente, aunque la situación extrema de que los titulares de hipotecas que se revisan cada 12 meses puedan reclamar que se les devuelva más dinero del que se les ha prestado es absurda. Los economistas defienden que se llegue a esa opción, en beneficio de los consumidores y su concepción de la libre fijación de precios. Los juristas, asesores de quienes redactan las condiciones del contrato hipotecario, argumentan que sería un contrasentido que los bancos tengan que devolver dinero a quienes han pedido un préstamo antes de satisfacerlo. El presidente de los banqueros, que antes trabajó en el Banco de España, resumió la posibilidad con una sola palabra: un “contradiós” (no es blasfemia, equivale a absurdo).   

Simple y fácil de entender en el contexto de lo que está pasando estos días convulsos de  cotizaciones de bolsas en el Dragonkan, tipos de interés en zona negativa y bancos que presentan los mejores resultados desde el 2008. Y sin embargo, sus acciones han sufrido un varapalo de los especuladores, desconocido desde el 2008, año oficial del inicio de la gran recesión económica mundial. No se fían de las cuentas de los bancos del 2015. Tiene bemoles, por no exagerar. Los mismos que provocaron la pavorosa crisis del 2008: millones de familias se quedan sin vivienda y sin trabajo, apenas se han recuperado y encima les siguen azotando.

El clamor es: ¿Por qué nadie estudia estos fenómenos, los convierte en datos y nos proporciona elementos para combatirlos? Una contribución muy estimable es la tesis doctoral que la semana pasada defendió el economista experto en finanzas Manuel Merck Martel ante un tribunal de la Universidad de Castilla-La Mancha. Economista financiero de profesión, su carrera ha combinado docencia y práctica. Hoy está afincado en Bruselas, sede de la Comisión Europea, donde asesora en el ámbito de las crisis bancarias, su tema. Su tesis doctoral tiene largo título en inglés, pero el resumen es corto: ¿Pueden replantearse en el sistema bancario los sistemas de alerta existentes, al igual que sucede en otros ámbitos como la protección de los consumidores, sea de salud o alimentación? Tecnicismos aparte, exigibles también a un investigador en ciencias sociales, lo que demuestra Merck es revelador: hay métodos de análisis suficientes para prevenir las crisis bancariasBasta con saber procesar los datos del propio sector. Del estudio de Merck se desprende, por ejemplo, que la crisis de las hipotecas basura de EEUU pudo haber sido más previsible combinando los sistemas de predicción bancaria tradicionales con un índice tan sencillo (ojo, esa es la tesis: “no hay que buscar fórmulas complejas, basta con utilizar mejor las existentes” explicó a este diario) como el Texas Ratio, que relaciona (numerador) la calidad de las inversiones y su riesgo, con (denominador) el capital real de un banco y lo que se guarda por si sus préstamos no se recuperan. Lo ideal sería mantener el valor de este ratio en niveles muy por debajo de la unidad. Lo planteado por Merck es que ese índice se disparó en el sistema bancario norteamericano, de manera bien visible, en pocos meses desde el 2007 hasta el 2008, o sea, la crisis subprime.

¿Se repite aquel escenario? No, pero solo de momento. Manuel Merck explica que “con independencia de los actuales niveles de volatilidad en las bolsas, los principales indicadores financieros y contables de los bancos han registrado una clara mejoría, y ahora podemos generar mejores sistemas de detección de quiebras que hace ocho años". En el bando preocupante, según el nuevo doctor, es que "actualmente las principales estrategias de negocio bancario son relativamente más conservadoras y sostenibles, pero queda un duro trecho para reconquistar la confianza perdida por parte de inversores y depositantes". 

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