INTANGIBLES

Cincuenta céntimos de populismo y demagogia

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JESÚS RIVASÉS

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El Gobierno, atrapado en una especie de bucle populista y demagógico  contra bancos y eléctricas, ultima una nueva ley hipotecaria, que corrija la actual, que ha permitido abusos, pero que también obrado el "milagro" de que casi el 84% de las familias españolas sean propietarias de sus viviendas y hayan mantenido esa propiedad -a pesar de la crisis- en el 99,5% de los casos, según datos del Banco de España. Los bancos han cometido excesos, pero las sucesivas sentencias en contra de sus prácticas y la futura normativa, encarecerán y dificultarán el acceso al crédito hipotecario a partir de ahora. Quizá no haya cláusulas suelo y las comisiones bajen, pero los tipos de interés subirán notablemente. De hecho, las nuevas hipotecas españolas ya son las más caras de Europa. José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, cree que los bancos deben hacer autocritica, pero añade que "tampoco se puede legislar contra el 99% de los hipotecados y a favor del 1% que precisa soluciones asistenciales", aunque los primeros callen y los segundos -y quienes aprovechan la ocasión- alboroten, lo que no invalida sus razones.

Las compañías eléctricas, en un final muy frío de enero, relevaron a los bancos como "enemigo público". El precio de la luz, por distintas razones -desde las climáticas al parón nuclear francés- se disparó, tras días de subidas, hasta un máximo de 0,18205 euros/kilovatio el miércoles 25, según datos de Red Eléctrica. El asunto derivó en alarma social, incluida una sesión de la Comisión de Energía del Congreso, aprovechada por la oposición para arremeter contra el Gobierno y en la que el ministro Álvaro Nadal no tuvo su día más brillante.  

El precio de la luz en España es de los más caros de Europa, aunque más bajo que en Alemania, Bélgica, Italia, Dinamarca y Portugal. Las causas son tan antiguas como prolijas. Destacan que España es una isla energética y la cantidad de conceptos, ajenos a la luz, que se pagan en el recibo, subvenciones de todo tipo incluidas y un sistema de formación de precio estrambótico. Más allá de las últimas subidas y de la actuación de cada compañía, la alarma social inducida es desproporcionada. Hay hechos contundentes. Un hogar que utilice dos horas al día la lavadora, la vitrocerámica, la plancha, el microondas, el horno, tenga ocho bombillas encendidas toda la tarde y el frigorífico siempre conectado, habrá gastado la semana pasada unos 2,82 euros de luz al día, según datos facilitados por la "startup" Selectra, a "El Confidencial". Un año antes, habría pagado unos 2,33 euros, 50 céntimos menos. El ministro Nadal, en su propio laberinto, barajó una posible subida anual de la luz de 100 euros de media -será muy inferior-, es decir, 8,33 euros/mes ó ¡0,277 euros! más al día. Es cierto, el aumento del precio de la luz ha sido muy elevado y avala las quejas, pero los datos no justifican la alarma social. Han sido, para redondear, cincuenta céntimos de demagogia y populismo. Lo decía Mairena, "la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero".