POLÉMICA EN TORNO A LOS CENTROS DE EXTRANJEROS

CIE: un agujero negro

Los centros de extranjeros responden a una política de gestión de los movimientos internacionales de personas represiva e intrínsecamente racista

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AIDA GUILLÉN

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A menudo los CIE son calificados como agujeros negros, expresión que quiere destacar la opacidad y la falta de información que los rodea, así como las vulneraciones de derechos humanoserechos humanos que en su interior se producen. La calificación, desgraciadamente, suena ajustada.

Según las Ciencias Físicas, un agujero negro es una singularidad matemática y un fenómeno astrofísico empíricamente observado. Se llaman así porque no dejan escapar nada, ni siquiera la luz, que se absorbe y desaparece. Visto así, los CIE no son un agujero negro. Primero, porque no son una singularidad. En España hay ocho, y en la Unión Europea se calculan más de 250Unión Europea . No son un hecho singular sino que responden a una política de gestión de los movimientos internacionales de personas represiva e intrínsecamente racista. Es un fenómeno sistémico y sistemático.

En segundo lugar, no todo queda atrapado en los CIE. Alrededor del 50% de las personas que son internadas 'escapan', son puestas en libertad después de un máximo de dos meses, al no poder ser expulsadas. Ya es bien sabido que esta es la finalidad por la que fueron retenidas, como también que, vistos los datos, los CIE son los mecanismos administrativos más ineficaces que pueden existir. A pesar de ser hechos conocidos, hay que recordarlos una y otra vez.

Volviendo al fenómeno físico, sabemos que la fuerza que provocan los agujeros negros es únicamente la gravedad, fuerza tractora relacionada directamente con la masa, con el peso de la materia. Las fuerzas que explican la existencia y permanencia de los CIE son, sin embargo, múltiples y están relacionadas con otras características de la materia, de las personas. Respecto a las fuerzas tractoras podríamos identificar tres, y respecto a las características, al menos dos.

MOTIVOS ECONÓMICOS

Las fuerzas que provocan los CIE son la fuerza económica, la fuerza cultural y la fuerza política. Nuestro ordenamiento jurídico priva de libertad a personas extranjeras en situación administrativa irregular por razones económicas, ya que el sistema neoliberal y globalizador contempla la libre circulación de mercancías y productos financieros pero no de personas. Es, por tanto, necesaria la existencia de los CIE, como parte intrínseca del sistema.

En segundo lugar, retenemos a personas de orígenes diferentes por razones culturales. Nuestro paradigma occidental hegemónico, de tendencia universalista y universalizadora, puede explicar la falta de empatía y de identificación con la diversidad y la diferencia. Y, por último, los CIE existen por voluntad política. No hacen falta más explicaciones.

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En cuanto a las características de la materia, de las personas, creo que dos son preeminentes para nuestro ejemplo: el miedo y la ignorancia. Tenemos miedo y somos ignorantes. Si las fuerzas económicas, culturales y políticas fomentan este miedo y esta ignorancia, y no hacen nada para revertirlas, se explica que en la ciudad de Barcelona tengamos una prisión llena de personas que no han cometido ningún crimen.

Pero estas fuerzas y estas características se pueden combatir con acción política y ciudadana concreta. Los ejemplos, afortunadamente, se están multiplicando en todas partes. La lógica neoliberal que limita e incluso criminaliza los movimientos de personas y que explica la existencia de determinada normativa, como la directiva europea, denominada "de la vergüenza" o la propia ley de extranjería española, donde se legitima el internamiento personas extranjeras, se puede contrarrestar con acuerdos y colaboraciones intermunicipales. La iniciativa Solidarity Citiesque lidera Barcelona con otras ciudades europeas y que pretende conseguir acoger directamente refugiados a partir de acuerdos entre ciudades, sería un buen ejemplo.

DISCURSO DEL ODIO

Otros ejemplos locales son las mejoras y facilidades en el acceso al empadronamiento como primera vía para ejercer algunos derechos de ciudadanía, o la construcción de contranarrativas, sobre todo culturales, a través de la lucha contra los rumores, los estereotipos, la cultura del miedo o el discurso del odio. También se puede, como se ha hecho en Barcelona, aumentar la inversión pública en acciones de acogida, como cursos de lengua, asesoramiento jurídico y otros, para intentar aligerar el peso que cargan las personas en la tortura administrativa que son los procesos de regularización o de nacionalización, o la ampliación de las políticas de empleo a las personas en situación irregular, o el servicio de asesoramiento jurídico del ICAB dentro del CIE, entre otros. Y es que, a diferencia de lo que ocurre con la fuerza de la gravedad, las fuerzas tractoras de los CIE son contrarrestables.

Para terminar, un último argumento para desmontar el símil de los CIE como agujeros negros astrofísicos. Los agujeros negros en nuestro universo no se pueden cerrar. Los CIE, los cerraremos.