Pequeño observatorio

Un cartel que no ha gustado a los hombres

Los malos tratos cotidianos de algunas mujeres a sus maridos también existen

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Leo este titular: Semana negra con seis nuevas muertes de violencia machista. El punto de partida del titular es que una mujer de 29 años ha sido apuñalada por su pareja en Vitoria y que esta agresión es prácticamente simultánea con el asesinato de cinco mujeres más víctimas del machismo. El diario habla de una semana negra. Lo es, efectivamente, pero en semanas anteriores y posteriores también ha habido este tipo de crímenes, no tan seguidos pero igualmente repetidos en varias localidades. Además, la información es angustiosa: el 12,5% de las mujeres mayores de 16 años que viven en España han sufrido violencia física o sexual por parte de sus parejas o exparejas.

No sé si lo que pasa es que esta violencia se va incrementando o que actualmente se descubre más o se presentan más denuncias que años atrás. A estos hechos se ha añadido una decisión que ha sido discutida por varios grupos parlamentarios: la publicación en un tuit de la Guardia Civil de un cartel sobre la violencia machista: «Cuando maltratas a una mujer, dejas de ser un hombre. Cuando maltratas a un hombre, dejas de ser una mujer». La equiparación no ha gustado a un grupo de parlamentarios y el cartel ha tenido que retirarse.

Y ya me perdonarán, pero eso sí que me parece bastante machista. Porque si es cierto que los hombres pueden ser más violentos, también existe lo que llamaríamos maltratos cotidianos que algunas mujeres ejercen sobre sus hombres. Es una violencia menos brutal pero cotidianamente opresiva. En general, la diferencia es evidente, pero el cartel no me parece mal, con una cara femenina y una cara masculina. La referencia a hombres y mujeres puede interpretarse también como un aviso a los posibles abusos entre padres e hijos, entre abuelos y nietos. Está claro que el cartel hubiera podido decir: No maltratéis a nadie. Pero una generalización tiende a ser ineficaz. Concretar es más impactante. Pero no más justo.