Carrasco y Barderi

Solo han de interesarle un mínimo la danza, el teatro, el cine, la música, la pasión, el riesgo, el deseo, la soledad, los sueños, el dolor, la fotografía, la luz, el yo, los perros...  Solo ha de interesarle que exista una voz, un aliento, una mirada. Si le interesa, por poco que sea, cualquiera de estas cosas, si le interesan el amor y la creación y puede llegar a imaginar cuándo y por qué son lo mismo, entonces no se pierda lo nuevo de la escritora y periodista Montse Barderi sobre la bailarina, coreógrafa, directora y pedagoga teatral Marta Carrasco: se titula Marta, mira'm, t'he de dir tantes coses... y lo publica, asumiendo por primera vez un texto en catalán, la madrileña editorial Cumbres (un punto para ellos, uno menos para la cooltureta).

De entrada, no es un libro, sino media docena. Sin contar, que cuentan mucho, las expresivas fotografías de David Ruano sobre la Premi Nacional y sus montajes, esos seis textos corresponden a las maneras que Barderi, siguiendo a Gil de Biedma y sus personas del verbo, ha elegido para acercarse a su admirada, amada, idolatrada artista (sí, este es un libro escrito desde la pasión: quién quiere frialdad si se pone la piel en el proyecto). Así, en Marta, mira'm... hay capítulos del Yo, de una Barderi narradora-personaje que considera a la creadora de Aiguardent, Blanc d'ombra, Mira'm o J'arrive..! «parte de la historia, como Sarah Bernhardt o Carmen Amaya». Los hay del Tú, Carrasco en carne viva, y del Ella, una Laura basada en la teoría del arte de la doctora Anna Pujadas. Hay capítulos de un extático Nosotros, con Moix, Chacel y Yourcenar de fondo, y del Vosotros (entrevistas reales a Pep Bou, Feliu Formosa, Ferran Mascarell, Ramon Oller, Iago Pericot...), y del Ellos: la crítica, el público, los premios. El conjunto, poliédrico, personal, inagotable, tan perfectamente imperfecto como las propuestas de esa bella bestia que es Carrasco, es un libro-espectáculo que debe ser mirado y escuchado línea a línea, gesto a gesto, palabra a palabra. No se lo pierdan, de veras: lo sepan o no, lo necesitan.