Cara y cruz de recibir ayudas

Una chica de El Vendrell, Gemma, que sabe música y la crea, y le gustan unas determinadas canciones, me ha hecho llegar un libro sobre los Beatles. White Album es un trabajo muy minucioso y analítico que Marcos Gendre ha hecho sobre la obra de los Beatles. Quizá el estallido de este grupo me enganchó cuando yo era demasiado mayor y estaba demasiado identificado con la canción francesa. Pero admiré su libertad de composición y de interpretación. Recuerdo Blackbird, pájaro negro, que en castellano es mirlo.

Ahora comprendo mejor los textos, gracias al libro traducido al castellano. Un fragmento de muestra: «Mirlo que cantas en plena noche / coge estas alas rotas y aprende a volar. Durante toda tu vida solo has esperado este momento para alzar el vuelo. Durante toda tu vida, solo has esperado este momento para ser libre».

Al cabo de un mes de ser editado, se habían vendido de este álbum cuatro millones de discos en todo el mundo. Pero dejando de lado la canción, en este libro hay algunas referencias a Yoko Ono muy concretas que yo no conocía. Cómo a través de Lennon, Yoko Ono se enganchó al grupo.

Un grupo que se había impuesto como norma que ninguna de sus mujeres o amantes podía asistir a las sesiones de grabación. Pero Ono provocó muchos incidentes. Discutía aspectos musicales y cuando estuvo enferma trasladó su cama al estudio de grabación. El ambiente se fue enrareciendo y Gendre dice que así comenzó el proceso de desaparición de los Beatles.

Mi reflexión no es antifeminista. Es una prevención general contra el intrusismo. Porque a menudo hay intervencionistas, y en muy diversos ámbitos, que influyen -no siempre positivamente- en algunas actividades artísticas, económicas, familiares o amistosas. Existen colaboraciones útiles y colaboraciones que son destructivas. De buena fe o por necesidad de protagonismo. Es lo que, en catalán, llamamos «ficar-se on no et demanen».