Largo plazo

La capitulación de Ulises

OLGA GRAU

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Uno de los pasajes más célebres de la Odisea de Homero es el de Ulises y las sirenas. Un fragmento esencial de la mitología griega al que el primer ministro de Economía Yanis Varoufakis hizo referencia al finalizar la decisiva reunión del Eurogrupo el pasado viernes: «Algunas veces, como Ulises, necesitas atarte al mástil para llegar a donde quieres y evitar a las sirenas».

El político griego ha desoído todas las advertencias de los mercados financieros y ha luchado para escenificar ante Europa que un país sobreendeudado pero que ha elegido un nuevo Gobierno puede cambiar la reglas del juego pactadas por sus predecesores. Su máximo opositor en la contienda, el ministro alemán Wolfang Schäuble, ha batallado para demostrar lo opuesto, que los partidos políticos no pueden ganar elecciones con promesas que no dependen de ellos sino del consenso de un club económico formado por otros 18 países.

El viernes Grecia capituló ante sus socios europeos al aceptar una prolongación del rescate, que daba por muerto, lo que le facilitará financiación para cuatro meses. Para ello, deberá aceptar que la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo revisen el cumplimiento del actual programa. Esta terna, que ya no se llama Troika a petición griega, hará un informe que si resulta positivo permitirá desbloquear el último tramo de ayuda de 1.800 millones y facilitará negociar un tercer rescate. Mañana los griegos presentarán un plan de reformas a Bruselas que incluirá a buen seguro un 70% de las reivindicaciones de Bruselas, entre ellas las lucha contra la corrupción y la modernización de la Administración, aunque dejará fuera la reforma de las pensiones y la subida del IVA.

El Ejecutivo de Syriza tendrá problemas para que su electorado perciba que no ha sucumbido a los cantos de sirena. Grecia ha logrado algunas cosas. Ha ganado tiempo, ha conseguido negociar el plan de reformas desde una posición más cercana y democrática, y ha conseguido una cierta un flexibilización en los objetivos del superávit primario. Pero no ha salido airosa en su objetivo de doblegar a Alemania y poner punto y final al humillante rescate.

Ulises logró sortear los cantos de sirena, pero ese no fue el final del camino a Itaca. Tuvo que atravesar el peligroso estrecho entre Escila y Caribdis y perdió a todos sus compañeros, quienes, a pesar de la advertencia de Tiresias, comieron las vacas que pertenecían al dios Helios y fueron muertos en el océano por Zeus. Cuando llegó a la isla de Calipso, permaneció en ella durante varios años. El viaje de Grecia, como el de Ulises, no será corto ni fácil. Ni estará exento de sufrimiento.