Opinión | editorial

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Cambios en el tren

 La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

Las obras de mejora del acceso por el sur al nudo ferroviario de Sants, la principal estación de Barcelona, han alterado notablemente el ritmo a los usuarios, pero el balance que se puede hacer a los dos días de su inicio

-durarán 23- es razonable. Rodalies había puesto en marcha una campaña informativa el 20 de julio, por lo que los pasajeros habituales estaban al tanto de las modificaciones, y más allá de algunos episodios de descoordinación, como los que hemos recogido en nuestras páginas, y de imprevistos como que los trenes procedentes del Maresme terminan en la estación de França por la congestión de la de Sants, las cosas han funcionado según lo previsto.

En la memoria colectiva de los barceloneses y de quienes se desplazan por ferrocarril a la ciudad aún se conserva el recuerdo del prolongado desastre que supusieron las obras de la llegada del AVE por el Baix Llobregat, con un goteo de incidencias de imposible justificación. Quizá por eso, los 150.000 usuarios habituales del servicio albergaran el temor de que estas obras pudieran suponer un nuevo calvario. Los trabajos incluyen la cobertura de los 700 metros de vías que van desde Riera Blanca a Sants, una antigua reivindicación de los vecinos de la zona.

El ayuntamiento, que es el ejecutor de parte del proyecto, y Rodalies eligieron el mes de agosto siguiendo el criterio normal en estos casos, cuando se opta por el mes de menos tráfico del año. En consecuencia, los únicos que resultaron perjudicados el primer día fueron los turistas que utilizan el ferrocarril, pero que ni estaban advertidos ni conocen el entramado de transporte ferroviario catalán. Otro colectivo que a priori podía haber sido de los más perjudicado es el de quienes usan el tren para llegar hasta el aeropuerto, pero la experiencia de estos días dice que no ha sido así; al contrario, el servicio de autobuses que ha sustituido la línea hasta El Prat es más rápido y, además, va casi de puerta a puerta.

Finalmente, para quienes viven o tienen negocios en las inmediaciones de las dos estaciones que vivirán el trasiego de pasajeros de estos 23 días -que bajan en L'Hospitalet para tomar el metro en Just Oliveras y en Bellvitge para cambiar a los FGC en Gornal- no parece que las alteraciones les causen muchos problemas.