Calendario

Tienen prisa, demasiada, por dar por cerrado el año y sus indicadores 40 días antes de que se pueda hacer ese balance. Pesa el calendario en todas las instituciones, también en el Banco de España. Se han contagiado de la costumbre de los comerciantes (Miquel Ángel Fraile, lleva décadas viviendo de anticipar una cifra que nunca se comprueba) de asegurar lo que se espera en crecimiento para todo el año, medido con el cada vez menos fiable PIB. Si todos ellos volvieran a las raíces, es decir, al significado original de las palabras, podrían escarmentar un poco. Por ejemplo, saber que calendario (kalendarium en latín) era el libro de cuentas que llevaba un prestamista para recuperar deudas. ¿Es que alguien ha olvidado el descomunal volumen de deudas de España (la pública) y los españoles (la privada) siguen acumulando, también para el 2015?

Si se prefiera la raíz indoeuropea, el calendario viene de kal-and-, vocablo equivalente a grito, la manera de anunciar cuándo se iba a pasar a cobrar. Será porque entramos en año electoral, lo que anhela el PP es que se hable de recuperación. También, como explicó este diario la semana pasada, los comerciantes que contratan más eventuales. Oportet facere, sed non omittere, conviene hacerlo pero sin omisiones, según los clásicos.