Editoriales

Buenos datos de la industria catalana

Las cifras positivas no han de llevar a la complacencia, ya que queda mucho por hacer en un sector fundamental

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El balance del pasado año sobre la industria catalana, presentado ayer por la Generalitat, confirma el reguero de datos que desde hace más de un año se acumulan en uno u otro ámbito de la economía española. Las cosas están mejorando, y de forma especial en Catalunya. Si es en esta comunidad donde primero se detecta una crisis, también es donde primero se aprecia la recuperación. Los datos son también significativos porque se refieren al sector industrial, el de la economía productiva, el que mejor debe definir la salud del país, por encima del sector servicios o del financiero.

Las cifras indican que el año pasado se registró un crecimiento de la inversión industrial del 4,7% y adelantan unas perspectivas para el 2015 que llegan al 6%, el mejor dato desde el 2006. Vamos mejor en dos ámbitos complementarios: crecemos porque exportamos y también lo hacemos porque se ha incrementado el consumo interior. Paradigma de este doble fenómeno es la industria automovilística. Las empresas radicadas en Catalunya exportan más, pero también venden más en el mercado español. Además, la automoción, que ha sufrido mucho incluida la industria auxiliar, ha sabido adaptarse tecnológica y laboralmente a una dura competencia sin fronteras. Son datos positivos que, sin embargo, no deben llevar a la complacencia. Nuestros productos necesitan mejorar en calidad tecnológica para generar el valor añadido que los haga realmente competitivos (no solo porque son más baratos), sin olvidar el equilibrio de la balanza comercial. La reactivación lleva a exportar más, pero también a importar en cantidad superior, dinámica que nos lleva incrementar el endeudamiento.

Sigue abierto, por otra parte, el debate sobre si la inversión extranjera en Catalunya ha registrado un retroceso que se pueda achacar a la incertidumbre sobre el futuro político catalán. Hay cifras oficiales (del Gobierno central) que aluden a una caída inversora del 39%, que la Generalitat niega. Son cifras utilizadas en el combate político, difíciles de constatar por ahora. Habrá que seguir vigilantes y, por descontado, no olvidar que la recuperación aún es frágil y no ha llegado al conjunto de la sociedad. Los sueldos no han subido, aún hay mucho paro y el empleo es precario. Veamos las luces sin olvidar que aún hay muchas sombras.