La clave

Botella, la alcadesa invicta

ENRIC HERNÀNDEZ

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En el 2002, como ahora, en la madrileña calle Génova, cuartel general del aznarato, las luces de alarma parpadeaban. A falta de un año para las elecciones municipales, languidecía la estrella del entonces alcalde de Madrid, el popular José María Álvarez del Manzano. El primerizo líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, dio muestras de su fino olfato para detectar el estado anímico de la sociedad al elegir a una joven y brillante dirigente de su camada, Trinidad Jiménez, para disputar al PP la plaza madrileña. Manzano, el edil de 65 años que durante la última década borró de Madrid lo poco que quedaba del glamuroso legado de Tierno Galván, frente al aire juvenil de Jiménez, mujer de rompe y rasga que embutida en su chaqueta de cuero sintonizaba con una izquierda madrileña que empezaba a despertar de su largo letargo. La suerte estaba echada.

De las situaciones de emergencia los políticos astutos saben sacar provecho. Alberto Ruiz Gallardón, entonces imbatido presidente de la Comunidad de Madrid pero proscrito en el PP por sus ínfulas sucesorias, se redimió ante José María Aznar con una triple carambola: él salvaría el Ayuntamiento escoltado por la esposa del presidente, Ana Botella, que lo relevaría como alcalde en cuanto fuera ministro; y Esperanza Aguirre, aparcada en el Senado, se haría con la Comunidad (tamayazo mediante, pero esa es otra historia). El «verso suelto» rimaba de nuevo.

Las dos derrotas electorales de Mariano Rajoy obligaron a posponer ocho años la maniobra póstuma aznarista, pero la Señora Presidenta cumplió su sueño en diciembre del 2011: alcaldesa, al fin, sin que los madrileños la hubieran podido votar para el cargo.

Una herencia envenenada

Junto al báculo municipal, Gallardón le legó, en plena crisis, una deuda de 7.000 millones de euros fruto de sus faraónicas obras, dos derrotas en la carrera olímpica y otra tambaleante candidatura que ella, con su 'relaxing cup of café con leche', arruinó del todo. Al dispararse de nuevo las alarmas en Génova, cuartel general del marianismo, Botella ha hecho mutis por el foro como alcaldesa invictaBotella : jamás perdió (ni ganó) unas elecciones.