¿A quién han declarado la guerra?

Francia está en el punto de mira desde que lucha contra los radicales islámicos en África y Oriente Medio

Unos policías toman posiciones en una de las zonas de los atentados.

Unos policías toman posiciones en una de las zonas de los atentados.

RAFAEL VILASANJUAN / BARCELONA

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De nada sirve clamar que hoy todos somos franceses sino tenemos la sensación de que los que han muerto en París podríamos ser cualquiera de nosotros. Sabemos que eso es lo que persigue el terrorismo: extender el miedo. Pero de nada sirve sentirnos ajenos, pensar que los atentados ocurren en otro país y que en el mejor de los casos un gesto de solidaridad hacia las víctimas es suficiente. No lo es, porque la guerra del Estado Islámico (EI), no es contra Francia, o no es solo contra Francia, a pesar de que sea allí donde se haya vivido este último episodio desolador.

No hay duda de que el país vecino está en el punto de mira desde que lidera la lucha contra los radicales islámicos en África y Oriente Medio. Hace solo dos años en Mali, con el ejército y el control de su aviación logro salvar la capital, Bamako, de la entrada de grupos yihadistas que la hubieran utilizado como base de operaciones desde donde proyectarse hacia Europa. Lo hicieron solos, sin el apoyo de otros estados europeos que, como España, pueden acabar siendo la puerta de entrada. Desde los atentados de 'Charlie Hebdo', en enero de este año, Francia emprendió además una operación para frenar los avances del Estado Islámico y recientemente ha bombardeado centros en Siria donde se entrenaban terroristas como los de París. En ninguno de estos frentes, Francia ha tenido mucha mas compañía que su propio empeño.

Ahora, con las calles de París convertidas en escenario de una guerra de diferentes frentes, la cuestión no es tanto si hay que acabar con el Estado Islámico, sino cómo. Con la misma firmeza con la que tras los atentados del 11-S lo hizo George Bush, el presidente Hollande ha declarado la guerra al EI. No es una afirmación gratuita ni menor, pero tampoco algo que pueda ocurrir en un futuro inmediato y por supuesto Francia no podrá lograrlo sola.

De nuevo el reto es Europa. Incapaz de hacer frente de manera conjunta a ninguno de los retos que se le ponen por delante, estos atentados deberían sobrepasar la idea de solidaridad, para convertirse en el detonante que nos saque del declive y responder conjuntamente. El primer paso es demostrar que somos capaces de hacer frente a este conflicto con todas sus consecuencias, incluidos los refugiados.

Desgraciadamente, no vamos a evitar que las voces que juegan con el miedo a los musulmanes no saquen provecho de esta masacre para cerrar puertas. Pero los refugiados también huyen de los mismos que han preparado y organizado las matanzas de París. Es la trampa a la que nos quiere llevar el EI. Los ataques del EI no son indiscriminados. Tienen múltiples objetivos, pero el principal es polarizar a la sociedad. Frenar la amenaza radical con nuestra propia intolerancia no es el camino, al contrario. Lejos de empezar a poner fin a un Estado Islámico genocida acabará dándole razones para hacerlo aun mas grande.

Francia no está sola, pero es ahí donde está el reto, en la manera de defender un espacio común en las antípodas de todo lo que es y representa el Estado Islámico. El ataque en París demuestra que su batalla ya es global y su objetivo, asesinar a quienes no comulguen con su manera atroz de entender el paraíso. Toda una declaración de guerra que abre un nuevo dilema en Europa: ¿Seremos capaces de hacerle frente juntos?