PEQUEÑO OBSERVATORIO

Aquellas mujeres sin piernas

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En general, las chicas y las mujeres relativamente jóvenes son más bien delgadas. No siempre ha sido así, si hay que fiarse de la pintura de varios siglos. Los cuadros colgados en museos de retratos de reinas y princesas muestran unos cuerpos notablemente redondeados, por no decir obesos. ¿Estas mujeres voluminosas, lo eran realmente? Es probable. La vida de la corte real no daba muchas posibilidades a las reinas para hacer ejercicio físico. Que yo sepa, la gimnasia no existía y la esbeltez se puede perder fácilmente si no se ha sometido el cuerpo a una regular actividad. Las películas de época han tendido a mostrarnos unas reinas que si no estaban sentadas en un trono pasaban el tiempo en un pequeño paseo acompañadas de sirvientes. El ejercicio no era propio de una dama que pasaba el tiempo en un jardín entre flores.

¿Las reinas eran realmente gordas o su aspecto era fruto del criterio de los pintores, que exageraban el volumen de las faldas que lujosamente se superponían? Cuando los súbditos se vestían modestamente, y a veces con simples harapos, el lujo del vestuario era señal abrumadora de poder. Me pregunto si existieron las reinas delgadas. Las mujeres delgadas seguro que existían. Trabajaban en el campo y hacían esfuerzos pesados. Pero estas mujeres nunca interesaron a los pintores, que ganaban dinero con los retratos halagadores de la realeza o la aristocracia. Los reyes lucían barba y las reinas ocultaban la barriga. Reyes y príncipes guerreaban mientras las mujeres nobles estaban largamente sentadas cuando las peinaban y vestían con capas de delicadas faldas hasta los pies. El cambio ha sido radical. Ha pasado el tiempo en que la belleza femenina se valoraba en kilos, aparentes o reales.

La estética de la esbeltez es una creación moderna: cuando la mujer renunció a presentarse, de cintura para abajo, como una incómoda campana. Que hombres y mujeres compartieran el uso de los pantalones fue una revolución sexual.