Aparte

Mientras para muchos el fútbol sigue siendo el opio del pueblo, yo cada vez le veo más gracias. Siendo como es un escenario central con foco permanente, en él se suscitan debates que se acallan en otras disciplinas, cuando serían perfectamente extrapolables. En torno al jugador del Real Madrid Karim Benzema, además de la imputación por su implicación en el caso Valbuena de posible extorsión, se está abriendo otro debate, no tanto legal como ético.

El primer ministro francés, Manuel Valls, dijo que si un deportista no era ejemplar no tenía sitio en la selección, y ahora la Federación Francesa de Fútbol ha decidido que Benzema, por cuestiones éticas, no debe jugar con los bleus «hasta que no aparezcan elementos a su favor». El Real Madrid, en cambio, ha actuado de forma opuesta: mostrando su apoyo al jugador a pesar de las escuchas telefónicas que se han filtrado, en las que parece claro que Benzema estaba en el ajo de esa extorsión.

El debate abierto tiene diferentes argumentos-tipo. Los que quieren que Benzema siga jugando esgrimen el de la presunción de inocencia, y los que no anteponen la ética al veredicto de la justicia. Tal como funciona nuestro mundo, hoy un futbolista es un espejo para los chavales, un modelo que trasciende a su actividad. Muchas veces cogemos la parte por el todo, y así el futbolista nos vale también para anunciar calzoncillos, bancos o natillas o para ser embajador de buena voluntad de lo que sea. Ronaldo, Messi, Neymar o similar.

A lo que nos gusta, el márketing se encarga de no ponerle barreras para que sea el ariete que abra otras puertas comerciales, pero a veces Disneylandia se agrieta. Cuando surge un escándalo que llega al gran consumo, entran en crisis los valores de honorabilidad que daban luz verde al ídolo. Se habla de leyes, de hipocresía, de escándalo, de ética.

Los modelos de conducta

Y aquí la parte pone en jaque al todo. Y entonces es cuando hay que mirar a la parte contratante. A la Federación Francesa de Fútbol y al Real Madrid, y en última instancia a los aficionados. En Francia, según un sondeo de la televisión BFMTV, un 82% de la población opina como el primer ministro. En España no sabemos cuántos están a favor del espaldarazo que está dando Florentino Pérez a Benzema en este más que turbio asunto. Las éticas dependen de las sociedades. Y los modelos de conducta, de lo que aúpan las masas. ¿En España anteponemos la ética a la justicia? Antes de responder, no piense solo en el fútbol. Piense en la política. Y ahora sí, cara al domingo, decida si hay algún partido que pasa su selección para ser digno de usted o si su voto también va a ser en blanco. Estamos a martes y tal vez me anticipo, pero creo que nos iría mejor si, en vez de tener solo un día al final de la campaña, decidiéramos que todas nuestras jornadas deben ser de reflexión.