Dos miradaS

Sí, 40 años

EMMA RIVEROLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace 40 años murió el dictador y, renqueando, la democracia empezó a abrirse paso en España. Después de décadas de lucha de algunos, no tantos como demasiados pretenden impostar, las libertades llegaron de la mano de un personaje tan ambiguo como Adolfo Suárez. La democracia se conquistó a trompicones, con trucos de trilero y clavando los pies sobre una justicia que no se supo o se pudo restaurar. Ha habido cuatro décadas para sacar a los muertos de las cunetas y admitir colectivamente la culpa política de quienes se alzaron contra la República. Pero hemos sido incapaces de mirarnos al espejo del pasado. La derecha, por no acabar de soltar el lastre del franquismo. El resto, por indiferencia, incapacidad o miedo a descubrir que, bajo tierra, aún late el odio de las dos Españas.

Hace 40 años el dictador murió en la cama y sin creérnoslo mucho, sin la épica de las grandes gestas, nos inventamos una democracia que no es perfecta, pero, probablemente, está hecha a imagen y semejanza de todos nosotros. Con la grandeza del Estado del bienestar conseguido (y ahora recortado) y las flaquezas de una corrupción que ha podrido partidos e instituciones. Y, sí, como dice el amigo Fonalleras, también con la medalla a la Virgen. O el repique de campanas promovido por párrocos inflamados de fervor independentista. 40 años ya de una dictadura hincada en el nacionalcatolicismo… y los gusanos aún no han acabado con ella.