Los jueves, economía

Alemania, divorcio o gananciales

El Bundestag votará qué tipo de relación quiere mantener con el resto de los países de la eurozona

Alemania, divorcio o gananciales_MEDIA_2

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ANTÓN COSTAS

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A finales de este mes el Parlamento alemán ha de tomar una decisión que marcará el destino de Europa -y el de nuestras vidas- para las próximas décadas. Se votará el acuerdo del 21 de julio pasado de los 17 países del euro para establecer una nueva estrategia que evite la bancarrota de Grecia, su contagio a otros países y el riesgo de ruptura del euro.

En esencia, ese acuerdo tiene dos patas. Por un lado, redobla la ayuda a Grecia, pero a través de un mecanismo que alivia su carga (no como hasta ahora que empeoraba su situación). A cambio, se le exigen más esfuerzos para reducir su elevado y descontrolado déficit y reformas para mejorar la productividad y competitividad de su anémica economía.

La otra pata es el compromiso para aumentar los recursos financieros del nuevo fondo de rescate fiscal europeo, correspondiendo la mayor aportación a Alemania. Esos nuevos recursos permitirán al fondo prestar dinero con intereses más bajos y plazos más largos a los países del euro que pidan su ayuda. Además, se le permite comprar deuda de los gobiernos con riesgo de contagio, como es el caso de Italia y España, aliviando la presión de los mercados.

Ese aspecto del acuerdo significa que a partir de ahora cada uno de los 17 países del euro acepta ser avalista solidario de una parte de las deudas de los demás. Es como una pareja que se enfrenta a la decisión de pasar de una unión con separación de bienes a un matrimonio de gananciales.

Dicho de forma coloquial, Alemania tiene que decidir si quiere el divorcio del euro o acepta una sociedad de gananciales. Lo que no es posible es mantener el matrimonio de conveniencia actual. No es una decisión fácil.

¿Cuál será la decisión alemana ante este dilema? La verdad es que espero esa votación con inquietud.

Desde que hace año y medio explotó la crisis de la deuda griega, en el interior de Alemania ha ido creciendo un fuerte populismo antieuropeo. Una parte de la nueva generación de dirigentes políticos

-liderados por el partido liberal que está en el Gobierno- son contrarios a apoyar el acuerdo.

¿Cuál es la razón de ese antieuropeísmo? Al contrario de lo que se podría pensar, no es por un mal entendido interés económico nacional alemán. Los grandes sectores exportadores alemanes saben que la economía alemana ha sido la gran beneficiaria del euro. Así lo ha manifestado la gran patronal alemana en un documento reciente que ha hecho llegar a los líderes políticos alemanes.

La causa del rechazo a seguir apoyando a Grecia y a aumentar los recursos del fondo común de rescate es un prejuicio moral que ha nacido con lanormalizaciónde Alemania, una vez conseguida la reunificación.

Algunos alemanes, especialmente los liberal-conservadores de la nueva generación, se consideran un pueblo adornado con las virtudes del trabajo, la disciplina y el ahorro; los países mediterráneos serían vagos, pródigos, despilfarradores y manirrotos. Esa visión de superioridad moral genera una actitud de soberbia y altivez que dificulta enormemente la solución a los problemas actuales y el avance de la UE. Y humilla a los demás.

Alemania tiene muchas razones para sentirse orgullosa de su trayectoria a partir de 1949. Con su esfuerzo y la ayuda inestimable del Plan Marshall levantaron un país destrozado por la guerra que ellos habían provocado.

De la misma forma, los demás europeos tenemos razones para sentirnos orgullosos de nuestra propia trayectoria. Especialmente los españoles, que después de una tremenda guerra civil, una larga dictadura y ningún Plan Marshall conseguimos levantar y transformar el país.

Todos tenemos alguna culpa del marasmo en que estamos viviendo. Especialmente, los países sobreendeudados. Pero no se puede demonizar a unos y santificar a otros. Hay que recordar que de los 11 años de vigencia del euro, en siete de ellos Alemania ha rebasado el objetivo de déficit y deuda establecido en el plan de estabilidad. Y nadie la ha penalizado, como estaba establecido. Y conviene recordar también que la crisis de deuda actual tuvo su origen en un fallo descomunal del sistema financiero europeo, en particular del alemán.

A pesar de ese antieuropeísmo y de esa soberbia moral de una parte de las élites alemanas, mi percepción es que el Bundestag apoyará el acuerdo. Es un optimismo basado en la razón: es tanto lo que nos jugamos, que la decisión no puede ser otra. El esfuerzo llevado a cabo desde el final de la segunda guerra mundial para encontrar un camino de paz y progreso común en Europa se vendría en gran parte abajo. Alemania no está en condiciones económicas, políticas y morales de asumir esa responsabilidad.

La cancilleraAngela Merkel,mujer nada dada a frases grandilocuentes al estilo de otros políticos, comoNicolas Sarkozy,ha expresado de forma sintética la carga dramática que conlleva esa decisión: «Si falla el euro, falla Europa». Catedrático de Política Económica (UB).