Alarma social ante un telegrama kamikaze

JOAN Tapia

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Consagrar un disparatado telegrama de DUI (Declaración Unilateral de Independencia) -lo que es realmente la propuesta de resolución presentada el martes por Junts pel Si (JpS) y la CUP- antes incluso de la elección del president es un disparate. Primero porque habla de «mandato democrático» y no hay tal. Con un 47,8% no se gana nunca un plebiscito y la mayoría parlamentaria habilita a gobernar con el Estatut cuya reforma exige los dos tercios de diputados. ¿Requiere menos quòrum su entierro? Además la endeblez del texto insurreccional que se pretende colocar en el frontispicio de la legislatura da todas las armas legales al Estado para liquidarla. Sin despeinarse.

O incluso le permite pedir al Tribunal Constitucional (TC) una actuación anterior a la votación. Rajoy fue ayer muy cauto en la entrevista con Pepa Bueno en la SER. No querría llegar a la suspensión de la autonomía del artículo 155 de la Constitución, pero dejó claro que espera el dictamen de sus servicios jurídicos. Y ello podría llevarle a una respuesta cargada pero menos aparatosa: pedir al TC que paralice la votación de la propuesta de resolución, lo que colocaría a la mesa del Parlament en una posición desairada. O hacer una especie de marcha atrás, o consumar el primer acto de desobediencia con los pies de barro, con un president y un Govern en funciones.

Por otra parte facilita al PP un argumento sólido para ir a las elecciones como garante del estado de Derecho y no como el partido de una derecha que no ha querido dialogar con nadie durante toda la legislatura. Ayer ya llamó al líder del PSOE, Pedro Sánchez, a La Moncloa porque sabe que nadie que quiera ganar en España -y ser respetable en Europa- puede arriesgarse a parecer próximo al independentismo unilateral.

Además no hay razones objetivas para esta precipitada declaración maximalista. Salvo una: la falta de mayoría parlamentaria de JxSí (que el 27-S perdió nueve diputados) y la subsecuente necesidad de congraciarse con la CUP para que dos de sus diputados voten a Artur Mas. Pero ni este objetivo está garantizado porque la CUP suspendió ayer una reunión con JxSí porque los Mossos, siguiendo una providencia de la Audiencia Nacional, detuvieron a ocho anarquistas acusados de terrorismo. ¡Los Mossos siguen obedeciendo al Estado! Mas debe de pensar: 'Toma los votos y corre'. ¿Pero adónde?

EL PLAN B DE MAS / Por todo ello, la moción ha generado alarma social. En el mismo Consell Executiu del martes cualificados miembros del Govern mostraron reservas. Por el lenguaje radical de la propuesta y porque no garantiza la investidura. Y puede dificultar el plan b del candidato de CDC a Madrid: ayudar a que Pedro Sánchez sea presidente a cambio de que Miquel Iceta permita la investidura de Mas. Luego, negociar partiendo de cero.

Pero con este telegrama rompedor en primer plano la reforma constitucional del PSOE parecerá cobardica en el fragor de la campaña electoral y Mariano Rajoy experimentará un empuje hacia mejores resultados proporcional a la reacción firme pero decidida de que sea capaz. Y Rajoy no hará como Aznar en el 2003. Ayer invitó a Sánchez a acercar posiciones. Sabe que -llegados a este punto- el rechazo al separatismo une a toda España y también a algo mas de la mitad de Catalunya (se vió el 27-S).

La resolución de marras recuerda a los kamikazes. Japoneses. El PSC intenta que los juristas del Parlament digan que el suicidio es pecado, el PPC la retrasa con un ardid para que Rajoy tenga tiempo a recurrir su admisión por la mesa del Parlament y hay diputados de CDC que no desean que se llegue a votar. Carme Forcadell ha empezado a ganarse el sueldo.