La rueda

También aquí amenaza la ultraderecha

CARLOS ELORDI

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La masacre de Tucson, Arizona, no debería archivarse, sin más, como «una de esas cosas que pasan en Norteamérica» y que nada tienen que ver con nosotros. Porque Estados Unidos se parece cada vez más a Europa, desde luego muchísimo más que hace 50 años, cuando mataron aKennedy, pero también porque algunos de los elementos del drama del sábado se reproducen casi sin matices en nuestras latitudes, España incluida.

El más obvio es el racismo o la xenofobia que crece en ambos continentes. En EEUU, el rechazo a los inmigrantes, a los que se culpa de los males del país, condiciona todo el debate político. Levantando esa misma bandera, la ultraderecha europea avanza en todas partes, y en Holanda, Dinamarca, Austria, Suiza, Italia y hasta en Francia condiciona las políticas de sus gobiernos, cuando no su propia existencia.

Otra coincidencia es la manera en que la ultraderecha hace política a ambos lados del Atlántico y, en concreto, cómo usa los medios de comunicación de que dispone. Que son muchos y muy poderosos en EEUU, pero que en Europa, y en España, tienen una audiencia creciente y no precisamente despreciable.

Su norma es la propaganda al estilo hitleriano, y no solo porque repiten las mentiras hasta convertirlas en datos, sino, sobre todo, porque inflaman hasta el paroxismo a sus seguidores con el odio o el desprecio al adversario. Elsheriffque investiga la tragedia de Tucson ha dicho que sin el «vitriolo» que cotidianamente propagan los medios antiinmigrantes no se entiende lo ocurrido. Aquí, bajo el disfraz de que hacen campaña a favor deMariano Rajoy, las televisiones y las radios en las que la ultraderecha campa a sus anchas están adoctrinando a mucha gente con las ideas más terribles.

Es muy improbable que alguna de esas personas salga un día a la calle a pegar tiros, entre otras cosas porque aquí no pueden comprar armas, pero sí cabe preguntarse qué va a hacer la ultraderecha el día en queRajoyesté en la Moncloa. ¿Aceptar los puestos que le ofrezcan y callarse o endurecer su discurso xenófobo y exigir al Gobierno que actúe en la dirección que ella quiere?