Pequeño observatorio

El progreso en la lucha por la vida

JOSEP MARIA Espinàs

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He leído una noticia impresionante. A un niño de 4 años le han hecho cinco trasplantes: de hígado, de estómago, de duodeno, de intestino delgado y de páncreas. No es que esté definitivamente salvado, ya que el pronóstico médico es «reservado», pero antes de la intervención la criatura se estaba muriendo. El primer obstáculo superado fue que el niño llegara vivo desde el Hospital de Cruces, en Barakaldo (Vizcaya) hasta el de La Paz, en Madrid. El segundo, operarlo de una manera básica esperando un eventual trasplante. Este último problema dio paso almilagro: no tardó en llegar una donación. Ahora solo hay que esperar cómo evoluciona una situación tan crítica.

La cirugía ha sido la gran revolución del siglo XX. Se sabe que ya se había practicado en forma muy elemental, está claro, en la época neolítica. Se han encontrado cráneos con señales de trepanación, y muchos siglos antes de Cristo ya se practicaban intervenciones quirúrgicas. Los primitivos indios eran capaces de hacer, entre otras cosas, extracciones de cálculos de la vesícula.

El progreso iba avanzando, y en la edad media se aventuraban a hacer operaciones los barberos, hasta que las universidades empezaron a dar títulos de cirujano, aunque las intervenciones se limitaban a la parte externa del cuerpo. El conocimiento del cuerpo fue avanzando y en ello fueron decisivas dos novedades: la invención de la anestesia, que eliminaba el dolor, y la asepsia, que evitaba las infecciones. Son innovaciones decisivas que datan, aproximadamente, de solo un siglo y medio. Esto nos hace ver cómo se ha acelerado la técnica quirúrgica en estos últimos decenios.

Ya se puede operar de todo y se han reducido muchísimo los riesgos posoperatorios. Esto ha hecho que la condición de cirujano haya ganado importancia, porque en otros tiempos no tenía la categoría del médico. Hay que tener presente quecirujanosignifica, originariamente, «el hombre que trabaja con las manos».

Hoy, médicos, cirujanos, científicos y anestesistas constituyen un equipo coordinado. A las radiografías clásicas -que permiten observar el cuerpo humano más allá de la piel-, se han añadido los TAC y las resonancias magnéticas. Y el prodigio de los trasplantes, con la conexión de nervios y vasos sanguíneos.

Yo no sé si sobrevivirá el niño de los cinco trasplantes. El pronóstico es reservado, dicen. Pero al progreso favorable a la vida no podemos ponerle ninguna reserva.