EDITORIAL

EDITORIAL: 'El Parlament defiende el Estatut'

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El Parlament de Catalunya votará hoy una oportuna e impecable resolución en la que se defiende la legitimidad del Estatut, se insta al Congreso de los Diputados y al Senado a la renovación de los miembros del Tribunal Constitucional (TC) con el mandato agotado, se anuncian acciones para que el actual TC se declare «incompetente», tras cinco intentos fallidos de dictar sentencia sobre la Carta catalana, y se pide a los grupos catalanes en el Senado que presenten una propuesta de reforma de la ley orgánica del Tribunal Constitucional para que se impida la prórroga forzosa del mandato de los magistrados en casos de bloqueo como el que sufre en estos momentos la institución.

Todos los grupos, salvo el PP y Ciutadans, votarán en principio a favor de la resolución, con lo que se habrá conseguido la unidad que perseguía elpresidentde la Generalitat. Una unidad que no parecía fácil, dado el eterno tacticismo en que se consume la política catalana, y que se ha logrado al ceder el PSC a la pretensión de CiU de ir más allá de la simple petición de renovación del TC e instar además la «incompetencia» del tribunal.

Aunque menor, ayer se produjo un cierto desmarque de ERC, que no firmará la resolución, con el argumento de que los republicanos dan ya por sentenciado un Estatut que no apoyaron, pero sí votará a favor. La decisión de CiU de sumarse finalmente a la inicitiva del tripartito evita la imagen de unos partidos políticos incapaces de ponerse de acuerdo en la defensa de un Estatut al que la sociedad civil dio un respaldo sin tantos remilgos tras la publicación, a finales de noviembre, del editorial conjuntoLa dignidad de Catalunyapor parte de una docena de diarios catalanes.

Esta resolución unitaria será también una buena respuesta a las declaraciones de la presidenta del TC, María Emilia Casas, que ha recurrido al tópico y ha calificado el debate sobre la sentencia de «desproporcionada e intolerable campaña de desprestigio emprendida desde ciertos sectores políticos y mediáticos». Olvida la presidenta del TC que, entre las causas de ese desprestigio, está la propia actuación del tribunal, incapaz de dictar sentencia casi cuatro años después de recurrido el Estatut.

El desprestigio hay que cargarlo también en el debe de los dos grandes partidos españoles, el PP y el PSOE, incapaces asimismo de ponerse de acuerdo para renovar un tribunal caducado.