Dos mujeres, un gato y un destino

Escondida en una callejuela del barrio de Sants (calle d'Alpens, 3), la minúscula Sala Flyhard -apenas 45 espectadores y abierta los lunes- prosigue su heroica aportación a la creación contemporánea en catalán. De allí surgieron éxitos como 'Smiley', 'Litus', 'La pols' y 'Tortugues' que volaron muy alto. Ahora con 'Lifespoiler' nos trasladan a un futuro inquietante: el muro de Facebook chiva la vida que te espera: amores, trabajos, enfermedades…

Ante tal desesperante determinismo -cómo afrontar lo que se te avecina sin poder hacer nada por cambiarlo-, Marc Angelet y Alejo Levis, autores y directores de la pieza, se han sacado un gato de la chistera.

Sí, aquí hay gato encerrado y no uno cualquiera. El del experimento imaginario del Nobel de la Física Erwin Schrödinger (también presente en la obra 'Afasians: the last conference' de Los Corderos) alusivo al principio de superposición en la mecánica cuántica. Un gato, metido en una caja, está vivo y muerto a la vez (superposición de los estados posibles) en esa realidad cuántica, y no puede predecirse su estado final -o sea, si vive o muere- hasta que interviene el observador (se abre la caja). La paradoja de Schrödinger les sirve a los creadores para urdir una ingeniosa trama de ciencia ficción en la que los personajes podrán luchar contra el destino escrito en la red.

Una escenografía de impacto nos conduce a ese mundo de realidades simultáneas que obliga a un preciso y exigente trabajo interpretativo. Pero ahí está el excelente reparto, con la maravillosa Vicky Luengo (qué naturalidad la suya), Bruna Cusí -que lleva un año de película con 'Incerta glòria' y 'Estiu 1993'- y Sergio Matamala (el gato o conejillo de indias) experimentando de manera brillante y a dos palmos del público el intrincado y milimétrico guion.

EFECTOS ESPECIALES

La historia, que lanza interrogantes sobre cómo pueden funcionar los afectos en una vida predestinada, se centra en la relación amorosa de las dos mujeres tras una primera cita, y avanza a modo de puzle en un clima cinematográfico apuntalado por estupendos juegos de luces y efectos sonoros y especiales.

Todo encaja, también la música concebida por el físico y cantautor Àlex Torio, aunque es fácil perderse en esa paradoja que desafía el sentido común. Ciencia ficción de bolsillo en un estupendo montaje con el que la Flyhard sigue escribiendo su futuro