EL MUSEO IMAGINARIO

Ricky Fargas: del campo de fútbol a La Taverna de Barcelona

Colgó las botas a los 31 y se colgó una guitarra, con la que llena de música los sábados de este templo del buen rollo

Ricky Fargas

Ricky Fargas / periodico

IMMA MUÑOZ

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Antes de ser músico, Ricky Fargas (Manresa, 1973) fue futbolista. Si es que hubo un antes de ser músico, porque al escucharle se intuye que él no podría ser otra cosa. «Yo era un jugador atípico: mis compañeros, cuando no había que entrenar, veían partidos. Yo, conciertos. Me encanta el fútbol, pero mi verdadera vocación es la música». Así que a ella se consagró cuando, a los 31 años, dejó las botas en la taquilla y se colgó la guitarra. Había llegado a Segunda A (VillarrealLeganésCastellón), había hecho incluso una incursión en el fútbol finlandés (jugó en un equipo de primera), pero su sueño estaba en otra parte.

«Y hace cinco años lo cumplí». Se llama 'Imperfectos' (sin F.C, ni R.D. ni similar) y es un compacto con 10 temas que recogen lo aprendido en años de cantar en bares, de sentir al público cerca, de ir encontrando, en las canciones de otros, su propio sonido. «Canto versiones de clásicos del rock y el pop porque es lo que me permite actuar cada semana, pero si alguna canción puedo defender de verdad, si alguna me permite brillar, es cualquiera de las mías», explica.

A la espera del próximo concierto en el que lo pueda demostrar, convence con su voz y con su saber estar en el escenario todos los sábados en <strong>La Taverna de Barcelona</strong>, el lugar que ha elegido para nuestro museo imaginario. «Aquí me siento en casa. Silvia y Luis, los dueños, apuestan por la música en directo con dos pases (¡dos pases!) cada día del año, y se esfuerzan para que esto sea una gran familia. Al estar tan céntrico, el local se llena de extranjeros, pero ellos logran mantener la esencia de lo que somos aquí para que nadie se sienta excluido», dice.

Ni siquiera cuando hay fútbol (en esta casa es religión) y La Taverna se llena de banderas del Barça. Culés y merengues disfrutan de los partidos juntos, entre platos 'tex mex' y canciones, y uno comprueba que Ricky Fargas, como cuando canta, no miente.