Joan Vinyoli, traducido de nuevo al castellano

Una antología y 10 actos públicos difundirán su obra en España y América

Joan Vinyoli, durante una estrevista en su casa en 1982.

Joan Vinyoli, durante una estrevista en su casa en 1982.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Un último retoño del Any Vinyoli: La mano de fuego, la antología vertida al castellano por el poeta y traductor argentino afincado en Barcelona desde 1981 Juan Carlos Gentile Vitale y con prólogo del comisario de la conmemoración, el escritor Jordi Llavina. No se trata de que Vinyoli no estuviera traducido al castellano. Al contrario, Vinyoli fue el primer escritor en catalán que recibió el Premio Nacional de Poesía y, quizá junto con Gabriel Ferrater y Salvador Espriu, el que más acogida encontró fuera de Catalunya gracias al trabajo de traductores como Carlos Marzal, Enric Sòria, José Agustín Goytisolo, Vicente Valero y María de Luis y a los elogios de abogados de su obra como Juan Luis Panero. Sin embargo, la nueva antología tiene para sus editores, Candaya, que con este libro regresan a la poesía, todo el sentido.

El libro acabado de publicar será la excusa para presentar la obra de Vinyoli en cinco ciudades españolas (Zaragoza, Sevilla, Cuenca, Murcia y A Coruña) y cinco países de América Latina (México, Argentina, Perú, Venezuela y Chile), con el apoyo de cinco escritores locales admiradores de su obra en cada escala (en total, 50).

«Se trata -añade Olga Martínez- de un libro muy meditado, un Vinyoli esencial, con 33 poemas seleccionados para que el lector pueda descubrir toda su trayectoria poética, desde la poesía más mística, que lo emparenta con Miguel Ángel Valente o María Auxiliadora Vázquez a la poesía más realista de los años 50 a 70, aunque con capacidad de trascendencia, y su poesía final, más existencial, más en lucha con la vejez y la mortalidad». «Es un gran poeta europea, de la talla de Montale, Elliott o Pessoa», mantiene Vitale, que se siente «orgulloso» de que Vinyoli pueda leerse con su voz en el mundo hispano. Una voz que ha partido de una traducción más bien literal, sin los escollos de tener que respetar formas métricas y rimas rígidas pero dificultada por algunas expresiones como copa flairosa de resclum.

«Que lancemos una iniciativa como esta con la vista puesta en España y América Latina, y que Candaya mantenga la línea de introducir grandes nombres de la literatura latinoamericana desmiente el tópico de que no hay sensibilidad hacia la literatura en español en Catalunya: la experiencia ha sido la contraria, donde mejor receptividad hemos tenido ha sido entre los libreros, escritores y medios catalanes», explica la editora.