ENTREVISTA

The Rubinoos: "Los conciertos para todas las edades deberían ser imperativos"

El cuarteto californiano actúa en la sala Apolo a media tarde para permitir la asistencia de menores

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NANDO CRUZ / BARCELONA

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The Rubinoos, cuarteto californiano de pop eternamente joven, actúa el sábado a las seis de la tarde en Apolo para que los menores de edad (acompañados por padre, madre o tutor legal) experimenten la inolvidable sensación de ver un concierto en una sala. Al habla su cantante Jon Rubin.

¿Recuerda el primer concierto que vio en su vida? Crecí en Berkeley y en el Provo Park había conciertos gratuitos todos los fines de semana. Fue uno de la Santana Blues Band. No significaban mucho para mí, pero fue fantástico estar allí. Tendría 11 años.

¿Fue con sus padres? El centro de Berlekey es pequeño. Yo con siete años ya iba al colegio solo y si quería ir a algún sitio con diez años no era problema. Ir a un concierto al centro de la ciudad no era algo que hicieses con tus padres.

¿Recuerda la primera vez que vio un concierto en una sala de rock? ¡Perfectamente! Esa fue la razón por la que quise tocar en un grupo. Tenía 14 años y fui al Longbranch. Era un club para mayores de edad, pero tocaba Earth Quake, el grupo del hermano de Tommy [Dunbar; guitarrista] y pudimos entrar. Me explotó la cabeza. Eran muy buenos. Tocaban y cantaban muy bien. Fue el modelo de grupo el que nos inspiramos The Rubinoos. Ese club fue el entorno musical más estimulante de mi vida. Y ese mismo año nosotros tocaríamos allí.

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¿Haber visto un concierto en una sala a una edad a la que se supone que no debería haberlo visto fue determinante para hacerse músico? Sin duda. La experiencia de ver música en vivo a esa edad fue fantástica. Cambió la dirección de mi vida. Quizás hubiese sido médico o abogado.

¿Asistir a conciertos le ha marcado más que escuchar discos en casa? Por supuesto. Me encantan los discos y en ellos me gasto todo el dinero, pero ver a un grupo en directo es increíble. Muy divertido, estimulante e inspirador.

¿Cuántos conciertos había visto antes de cumplir 18 años? Muchísimos. Entre 50 y 75. Lo mejor del Provo Park es que había conciertos de todos los estilos. Y también había muchos conciertos gratuitos en el campus de la universidad. Vi a Tito Puente con 15 años. Y también grupos de jazz.

¿Hoy la gente de 14 años puede ver conciertos como usted en 1970? No. Muchos de esos ciclos ya no se celebran, pero han abierto locales donde hay conciertos para todas las edades. En el Gilman Street empezaron Green Day, Rancid y otras bandas de punk de esa época. Funciona como un colectivo destinado a organizar conciertos baratos y accesibles a todos los públicos.

En España, una razón que impide la entrada a menores a las salas de conciertos es que se vende alcohol. ¿Cómo se solventa en su país? Para poder permitir el acceso a menores has de servir comida. Y ser muy estricto en prohibir la venta de alcohol a menores. A veces, el alcohol se vende en una sala anexa a la que no pueden acceder los menores. Me sorprende que en Barcelona, con lo grande que es, no haya un movimiento más fuerte para lograr que haya más conciertos para todas las edades. Debería ser imperativo.

La gente se engancha a la música entre los 14 y los 18 años. Es hasta absurdo que la industria musical renuncie a esos clientes potenciales. Es una decisión muy desafortunada. Hay un libro, 'This is your brain on music', que explica que entre los 14 y los 18 años el cerebro absorbe la música por una zona distinta a la que lo hará cuando seamos adultos. Por eso, esa etapa es tan importante: forma el gusto y los sentimientos de nostalgia que luego tendremos al escuchar música que descubrimos en aquella edad.

El fan de The Rubinoos irá a Apolo encantado, pero, ¿cómo convence a los adultos que no conocen su música para que lleven a sus hijos? Somos un grupo muy accesible. No nos tomamos demasiado en serio, lo cual siempre divierte a los niños. Os garantizo que a vuestros hijos les gustará el concierto y os garantizo que a vosotros, como mínimo, os gustará alguna parte. Y para el que le gusten los Rubinoos, es una buena excusa para hacer algo que te gusta con tu hijo y estrechar lazos con él. Sobre todo, si en Barcelona es tan complicado ver conciertos con niños en un club de rock.

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Igual el próximo concierto para todas las edades no llega hasta el 2030. O quizá este concierto sirva como ejemplo y más grupos se animen a ello. Si funciona, el año próximo lo volveremos a hacer. En Madrid funcionó muy bien la última vez. Agotamos todas las entradas y se quedaron 50 personas en la calle. Y repetimos. Tampoco hay tantas cosas divertidas y accesibles que hacer con tus hijos. Por eso hemos querido mantener los precios bajos. Una familia de cuatro miembros, ¿cómo va a comprar cuatro entradas a 20 euros?

¡Los niños deben poder ver buenas y malas bandas de pop en vivo! ¡Exacto! ¡Y nosotros intentaremos cumplir ambas facetas!