CRÓNICA

Sutileza y fiesta

El brasileño Chico César mostró su amplitud de registros en la sala Barts

Chico César, durante la actuación del miércoles en la sala Barts.

Chico César, durante la actuación del miércoles en la sala Barts.

J. B.< / BARCELONA

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Hacía nueve años que no veíamos a Chico César en Barcelona y nos lo encontramos muy poco cambiado. En este tiempo, el brasileño ha publicado poco material, debido, en parte, a sus obligaciones como Secretario de Cultura de su estado natal, Paraíba, y su recital se asentó en el material que le dio a conocer a partir de aquel fogoso disco en directo, Aos vivos (1995), regrabado 17 años después. Un repertorio, pues, de canciones que funden emotividad y extroversión, intimismo y fiesta, sustentadas en la apabullante ensalada de ritmos de la música brasileña.

Chico César abrió su recital en Barts como en aquel disco, con un Béradêro de estrofas a cappella y sintonía afro, buscando desde el contacto con el público. Cuando se le sumó la banda (teclados y acordeón, bajo y batería) se abrió paso una cadencia de reggae ligero con Mama África y la tropical Mand'ela. Ese Chico César más festivalero animó a algunos y,  sobre todo, algunas, fans a improvisar bailes en los márgenes de la sala, si bien algunas de sus canciones más lúcidas resultan menos expansivas, como la delicada A primeira vista (que años atrás adaptó Pedro Guerra), Templo, Alma não tem cor y una de las que integrarán su próximo disco, Estado de poesia. Piezas más cercanas a un Chico Buarque o al Veloso intimista que al folclore afrobrasileño. Pero Chico es amplio de registros, incluidos el más pop en Pensar en você y el que rinde honores a los ancestros en Paraíba, de Luiz Gonzaga.

CON VÍTOR RAMIL / La sorpresa fue la entrada en escena de Vítor Ramil, compatriota instalado unos meses en Barcelona (y que hoy actúa en Jamboree). Chico estuvo generoso al adaptar con él dos de sus canciones, Astronauta lírico y Causo farrapo, sugiriendo una estimulante complicidad. De vuelta a su propio repertorio, el brasileño complació a la facción danzarina del público con piezas como Pedra de responsa, y buscó de nuevo el receso en la suave Dança, con un guiño a Gracias a la vida, de Violeta Parra. Agradable reencuentro.