Los galardones de la tele estadounidense

repiten palmarés Los Emmy

'MODERN FAMILY'  Los 10 actores que dan vida al popular clan familiar.

'MODERN FAMILY' Los 10 actores que dan vida al popular clan familiar.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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Si la televisión atraviesa por otra de sus épocas doradas es en gran medida por la irrupción constante de nuevas series originales y arriesgadas, muchas de ellas producidas por los canales por subscripción (HBO o Showtime) y de streaming en internet (Netflix). Entre unos y otros han logrado que la pequeña pantalla haya dejado de percibirse como el purgatorio para los guionistas, directores y actores de talento. Pero la última edición de los Emmy fue enormemente cicatera con las nuevas series y canales de pago. Pareció una reedición de las galas de hace dos o tres años, un flaco favor si lo que se pretende es estimular la creación y enganchar a nuevos espectadores.

Tras la era de Mad men se ha confirmado la de Breaking bad, la serie que comenzó con unas audiencias más que discretas para convertirse en sus últimas dos temporadas en todo un fenómeno planetario. Pero su imperio será breve, porque la obra de Vincent Gilligan se ha acabado. Por segundo año consecutivo, la Academia de las Artes y Ciencias de la Televisión la eligió como mejor serie dramática, dejando en la inopia a House of cards (Netflix), True detective (HBO), Juego de tronos (HBO),  Mad men (HBO) y Downtown Abbey (PBS). Bryan Cranston también repitió como mejor protagonista, igual que Aaron Paul (actor de reparto) y Anne Gunn (actriz de reparto ).

«Oh, creo que voy a vomitar», dijo Paul al recoger su estatuilla, antes de deshacerse en elogios hacia sus compañeros y recordar cómo sus correrías junto a Walter White fabricando metanfetamina le han cambiado la vida. Un viejo argumento contra el modelo de los Emmy cuestiona la tradicional división entre comedia y drama, línea a menudo difícil de trazar. Como dijo el maestro de ceremonias de la gala, Seth Meyers, «hay comedias que te hacen reír y comedias que te hacen llorar porque son dramas que se presentaron a los premios como comedias».

El caso de Orange is the new black, sobre la vida en una cárcel de mujeres, es un buen ejemplo. Y, en su caso, también una mala decisión de márketing. La serie de Netflix, al igual que Veep (HBO), The Big Bang theory (CBS), Louie (FX) y Silicon Valley (HBO), vio como el premio a la mejor comedia iba por quinto año consecutivo a Modern family (ABC), igualando el récord que tenía hasta ahora Frasier.

A la gala le faltó ritmo y mala leche. Meyers la condujo con excesiva corrección política y sin la causticidad que requiere un espectáculo televisivo de tres horas. Aunque algunos de sus colegas le ayudaron a combatir el sopor. «Tú, hermoso hijo de puta. Esa no es una cara televisiva, es una cara de estrella de cine», dijo el cómico Andy Samber, disfrazado como el Joffrey de Juego de tronos, refiriéndose a Matthew McConnaughey, uno de los protagonistas de True detective. «¿Dónde está Rick (Gervais)? Eso sí que es una cara de televisión», añadió provocando las carcajadas.

UN GRAN BESO // McConnaughey era el favorito para disputarle a Cranston la interpretación dramática, lo que le hubiera convertido en el primer actor en ganar Emmy y Oscar desde 1971. Pero no era la noche de las sorpresas. Por tercer año consecutivo, Julia Louis-Dreyfuss, vicepresidenta de EEUU en Veep, se hizo con el Emmy a la mejor actriz de comedia. Al salir al escenario se fundió en un beso en los labios de 11 segundos con Cranston, con el que trabajó en Seinfeld. Jim Parsons ganó en la categoría masculina por su papel de científico socialmente inepto en The Big Bang theory, la serie más vista de EEUU. Buena guinda para celebrar que acaba de firmar un contrato que le reportará un millón de dólares por capítulo.

Julianna Margulies volvió a mojar como mejor actriz dramática por su papel en The good wife, el thriller político de la CBS. «¡Qué momento tan extraordinario para las mujeres en televisión!», dijo quien comenzó su carrera en Urgencias. Otras actrices como Jessica Lange y Kathy Bates, ambas por sus papeles en American horror history: Coven, también se fueron con Emmy. Fargo, inspirada en la película homónima de los hermanos Cohen, triunfó como miniserie. Y The normal heart, sobre los compases iniciales del sida en EEUU, como telefilme del año.

Juego de tronos partía con más nominaciones que nadie (19), pero solo logró cuatro. Y a falta del humor trepidante que se esperaba de Seth Meyers, la 66ª edición de los Emmy, celebrada en el teatro Nokia de Los Ángeles, tuvo su momento más emocionante en la despedida al malogrado Robin Williams. Su compañero e íntimo amigo, Billy Crystal, lo definió como «la estrella más brillante de la galaxia cómica». Por momentos le costó mantener la compostura. «Pasé muchas horas felices junto a Robin. Estar quieto sentado en una silla por más de ocho segundos junto a él era imposible», afirmó.