Interferencias

Un reparto muy familiar

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Los últimos premios Emmy volvieron a dejar constancia de la escasa vocación de riesgo de una Academia que tarda en reconocer la originalidad y las nuevas ideas o, directamente, ni las reconoce (The wire nunca tuvo un Emmy).

Nada, por supuesto, contra Breaking bad, serie excelente que supo redondear su extensa trayectoria, no sin altibajos, en una recta final de alta intensidad: Ozymandias es uno de los mejores capítulos de tele nunca vistos, aunque su director, Rian Johnson, no estuviera nominado. Pero la Academia ha perdido la oportunidad de reconocer en su justa medida y en su momento de eclosión un fenómeno como True detective. Televisión de una riqueza visual apenas vista, con personajes icónicos, con las letras clásico moderno estampadas en cada plano.

Sí que tiene delito encumbrar a Modern family por ¡quinta! vez consecutiva, algo que solo había conseguido antes Frasier, muy superior. La serie hace tiempo que perdió todo atisbo de la frescura y la nerviosa espontaneidad de sus inicios. Hay comedias infinitamente mejores, no solo Louie y Girls, comedias relativas, sino también otras ni siquiera nominadas como It's always sunny in Philadelphia y Broad city. ¿Quizá en futuros años, es decir, tarde?

Reinó el déjà vu. Dejando a un lado los dos premios centrales, 16 de los 24 restantes fueron a caer a manos de gente ya ganadora del Emmy, y además, a menudo en el mismo papel. Jim Parsons ganó por cuarta vez consecutiva, Julia-Louis Dreyfus (en cualquier caso sublime), por tercera.

La mayor sorpresa fue, quizá, cómo arrasó Sherlock en el apartado de miniseries/telefilmes, aunque en realidad no sea una cosa ni otra (extrañas reglas de los Emmy: sus temporadas no tienen los suficientes capítulos para ir a drama). Siete premios en total, gracias a su temporada, claro, más floja; así son los Emmy.

También hay que agradecer el premio a la actriz Julianna Margulies por The good wife: habitualmente las actuaciones explosivas ganan a las implosivas, sutiles, mesuradas.

Después de tantos años de decisiones dudosas, habría que dejar de enfadarse por los Emmy, pero a algunos todavía nos duele su falta de conexión con la creatividad televisiva actual.