¿Quién eres Sophie Calle?

Una narradora de historias. Una fotógrafa. Una investigadora de cómo nos construimos a partir de relatos y de cómo nos ven (nos explican) los demás. Es Sophie Calle (París, 1953), artista conceptual de quien el Centre de la Imatge de la Virreina acoge desde hoy y hasta el 7 de junio una retrospectiva que muestra, entre otras cosas, cómo ha transformado los dramatismos de su propia vida en material artístico. La nota a pie de página de su presentación diría que la excéntrica Sophie Calle también ha seducido a escritores como Paul Auster y Enrique Vila-Matas lo suficiente cómo para hacer de ella un personaje de sus ficciones. «Que hicieran eso me divirtió, pero no soy yo. De la misma manera que mis trabajos finalmente no son exactamente mi vida», precisa.

Bajo el título de 'Modus vivendi' la muestra, comisariada por Agustín Pérez Rubio, reúne 11 instalaciones. Las ocho primeras tienen que ver con los otros, con lo ajeno, y parten de originales propuestas. Hacer pensar en la imagen de la belleza a ciegos de nacimiento, por ejemplo. O el recuerdo que conservadores y empleados del museo Stewart Gardner de Boston tenían de los cuadros desaparecidos (piezas de Rembrandt, Manet y Vermeer, entre otros) tras un histórico robo en 1990.

El factor autobiográfico es el motor de las tres últimas instalaciones, quizá las más conocidas y las que han dado mayor renombre a la artista. En una, el documental 'No sex last night', muestra la degradada relación que mantuvo con el fotógrafo Greg Shepard y el intento de darle un nuevo aliento gracias a esta road movie que culminó en la boda de ambos en Las Vegas. La ruptura definitiva con Shepard es mostrada gracias a una foto de una de sus 'Autobiografías', en la que la artista sostiene el miembro viril de su marido mientras este orina. Calle escenifica por última vez, antes de firmar el divorcio, este ritual muy apreciado, al parecer, por ambos.

'Cuídate mucho'

La instalación que le dio mayor renombre, 'Cuídate mucho' (2007), nació de un 'mail' de ruptura -de otro novio, este llamado G.- que tuvo la infeliz idea de darle fin con esa recomendación que la artista no acabó de entender (o no quiso hacerlo). Hasta el punto de que invitó a 107 mujeres para que «interpretaran, comentaran, representaran, bailaran, cantaran, disecaran o agotaran», el mensaje en sus respectivas claves. En la lista, había una juez, una comisaria de policía, una psiquiatra, una vidente, una niña y, cómo no, la madre de la artista. No faltaron las aportaciones de actrices como Victoria Abril, Jeanne Moreau, Maria de Medeiros o la cantante Christina Rosenvinge. «Mi trabajo no es precisamente terapeútico, pero no lo haría si no fuera beneficioso para mí», dice la artista. Tampoco tiene claro si sus intenciones son exactamente feministas: «Es verdad que en el caso de Cuídate solo llamé a mujeres, pero es algo que me salió de manera natural. Normalmente, a mis exposiciones suelen acudir más mujeres y recibo muchos mails de ellas en los que me explican lo mucho que les ayudaron. Lo que he intentado es convertir mi vida en un acto poético».

Visto el abrumador aluvión interpretativo, resulta tranquilizador pensar que actualmente G. y Calle son grandes amigos. «Sí, fue generoso y comprendió mis intenciones», asegura una triunfante Calle.