CRÍTICA DE CINE

'Passengers': perdidos y enamorados en el espacio

Una mezcla simplemente correcta de ciencia ficción y comedia romántica

QUIM CASAS

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El género al que pertenece 'Passengers' es la ciencia ficción, ya que los protagonistas se encuentran atrapados en una nave espacial después de haber sido despertados mucho antes de tiempo de sus procesos de hibernación. Pero ya sabemos que la hibridación genérica lleva años al orden del día.

La nave se dirige a un planeta lejano donde a los muchos pasajeros dormidos les espera una vida mejor. Pero el fallo en el sistema convierte el largo viaje sideral en una pesadilla angustiante para los dos personajes, Jennifer Lawrence y Chris Pratt, cuya única compañía parlante, que no humana, es el androide-camarero que les sirve sofisticados cócteles en el lujoso y solitario bar de la nave, y tiene un cuerpo metálico pero el rostro de Michael Sheen.

Pero si la evidencia genérica no puede ponerse en duda, el sustrato del filme resulta bien distinto. Al fin y al cabo, 'Passengers' es también -o aún más que un relato de ciencia ficción- una comedia romántica tal como la entienden hoy en día los grandes estudios de Hollywood, solo que trasladada a un decorado y un ámbito genérico bien distinto al habitual.

Si los rincones abandonados de la nave espacial recuerdan a veces a los salones y estancias inquietantes del hotel de 'El resplandor', un filme cuyos únicos protagonistas también se veían obligados a vivir en un gran espacio sin posibilidad de escape, el concepto de 'perdido en el espacio' remite a algunos de los títulos punteros de la nueva ciencia ficción, caso de 'Gravity', 'Interstellar' y 'Marte'.

Pero los protagonistas de ninguno de estos filmes tenían tiempo (y ganas) para enamorarse y vivir un romance no tan distinto al que puedan experimentar en una pantalla, y en tierra firme, Jennifer Aniston, Drew Barrymore, Ben Stiller, Katherine Heigl o Julia Roberts. Ahí reside la diferencia o la novedad que propone la película de Morten Tyldum, otro cineasta nórdico (noruego) abducido por Hollywood. La elección de Jennifer Lawrence está en esa línea, la de sus trabajos de comedia romántica algo fracturada a las órdenes de David O. Russell, tipo 'El lado bueno de las cosas'.

Los dos géneros no entran en colisión, pero tampoco se benefician mutuamente. No hay mezcla interesante, sino pura y simple corrección. En su inicio y en su final, 'Passengers' es un filme de ciencia ficción con un tema atractivo al que no se saca partido. En su parte central no es más que otra comedia romántica repleta de lugares comunes. 

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