Pablo Milanés: «Tengo el deber de mostrar al público que sigo vigente»

El trovador cubano se reencuentra con su público catalán este martes en el Auditori

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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El trovador cubano se reencuentra con su público catalán este martes en el Auditori (21.00 horas), un recital enmarcado en el Banc Sabadell Festival del Mil·lenni en el que mostrará su última obra, Renacimiento (2013). Milanés dice hacer una «vida normal» solo ocho meses después de un trasplante de riñón que le fue donado por su esposa, Nancy. «Tomamos la decisión juntos y su convencimiento fue tan grande que resultó en un acto de unión especial», explica el cantautor en una entrevista que concede a través del correo electrónico.

-Renacimiento llegó después de cinco años sin publicar canciones nuevas. Raimon decía no hace mucho en este diario que, con el tiempo, uno tiene la impresión de que cada canción que compone ya la ha escrito antes. ¿Tiene esa sensación?

-Estoy de acuerdo con Raimon, pero tengo otra definición y es que uno simplemente es fiel a su estilo y, aunque me parezca que me estoy repitiendo, simplemente estoy siendo fiel a lo que he hecho siempre.

-El disco refleja una gran riqueza de ritmos. ¿Queda mucho todavía por dar a conocer de la música cubana?-Claro, son muchos los ritmos cubanos que no se conocen mucho, ni siquiera en la propia Cuba. En este disco he recuperado algunos de ellos, como el changüí, del oriente de la isla, las congas carnavalescas, el son más tradicional, la güajira…Y todo eso, combinado con melodías de base renacentista o barroca.

-Renacimiento y Barroco representan valores distintos. 

-El gusto en el arte se define en la medida en que uno va creciendo y escogiendo. Cuando empecé a escuchar música sinfónica, o antigua, o barroca, o clásica, me quedé con el Renacimiento y el Barroco y eso lo disfruto desde la adolescencia. Sin darme cuenta, al hacer mi primera canción, el afán de escuchar esa música me había influido. Luego están las raíces cubanas, inherentes a uno, que están en las venas.

-En Dulces recuerdos evoca la legalización del Partido Comunista de España, en abril de 1977. ¿Las sensaciones que le despierta tiene más que ver con la nostalgia que con una reafirmación de su ideología?

-Tiene un doble significado: la nostalgia y el fracaso del trabajo del partido. No así la ideología, en la que sigo creyendo.

-Actualmente hay un debate en España sobre la conveniencia, o no, de superar el relato de la Transición. ¿Usted tiene la impresión de que las cosas se hicieron correctamente en España en aquellos años?

-En aquellos años, sí. Creo que no se podía hacer más de lo que se hizo, y hay que reconocer el trabajo de los políticos de esos días.

-El panorama político en España vive un momento excepcionalmente cambiante, con partidos emergentes, en particular Podemos, con posibilidades de situarse en primer plano. ¿Vería con buenos ojos un cambio en esa dirección?

-Los partidos tradicionales han sufrido un desgaste. Podemos es una esperanza para los jóvenes y gran parte del pueblo, descontento con esa política. Podemos, sin demeritar la sabiduría de los más experimentados políticos de buena intención, puede ser por su juventud e ímpetu, la gran promesa política de los próximos años en España. Lo que ha sucedido por parte de los tantos partidos políticos tradicionales ya lo conocemos. La experiencia futura de los jóvenes no la sé, por tanto preferiría arriesgarme a favor de ellos.

-Hace años que expresa opiniones críticas con el gobierno cubano, que se han ido haciendo cada vez más duras en los últimos tiempos. ¿Ve cambios a corto o medio plazo?-Los revolucionarios siempre somos optimistas, mucho más cuando estamos inmersos en ese proceso. Todas mis críticas lo único que hacen es reafirmar lo que, por ejemplo, pronuncia Raúl Castro en sus discursos y que posteriormente no se cumplen. Póngase a hacer un análisis de sus discursos y verá que, todo lo que yo digo, está ahí. Lo que pasa es que el pueblo cubano ha olvidado que ellos, como Raúl, tienen derecho a decir esas verdades y yo las digo. Además, en Cuba existe una doble moral: dices una cosa en casa y otra en un diario o en una asamblea.

-La labor de los trovadores clásicos, ¿está suficientemente reconocida en la Cuba actual, y entre el público joven? ¿Hay un modelo cubano de respeto a los artistas como usted por encima de las modas y del cambio de gustos?

-La música trovadoresca en Cuba data del siglo XIX y es una tradición que no se ha roto. En ciertos momentos históricos tiene más relevancia que en otros, pero, por encima de todo, la creación sigue vigente.

-Acaba de publicar un disco con José Maria Vitier, Canción de otoño, y prepara otro con su hija Haydée.-Sí, y he terminado otro más con el pianista y director musical de mi grupo, Miguel Núñez. Un disco con melodías compuestas por él y textos míos que esperamos publicar al final de este año. Con Haydée estamos preparando un trabajo basado en la recuperación de piezas antiguas de mi repertorio desde su punto de vista musical.

-Ha actuado muchas veces en Barcelona. ¿Siente que el público va a verle como a un símbolo, teniendo más presente lo que representó hace 30 o 40 años que lo que es en la actualidad?

-Creo que en determinados aspectos me ven como un símbolo y yo tengo el deber de mostrarle que sigo vigente.