CRÓNICA TEATRAL

'Oklahoma', kafkiana fantasía de Dei Furbi

El montaje de Gemma Beltran, que fusiona textos del autor checo con los de Pirandello, Carrol y Calderón de la Barca, abre la temporada del Teatre Akademia

Un momento del montaje de 'Oklahoma' que se estrena en el Teatre Akademia.

Un momento del montaje de 'Oklahoma' que se estrena en el Teatre Akademia. / periodico

César López Rosell / Barcelona

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La variedad de textos utilizados para la construcción de 'Oklahoma', la novena producción de Dei Furbi en sus 15 años de trayectoria, es un reto más dentro de los acometidos por la compañía que dirige Gemma Beltran. Es como, si tras el éxito de sus redondas versiones de 'La flauta mágica' y la ‘'Trilogía Mozart' más apegadas a las obras del genio de Salzburgo, hubiera decidido rizar el rizo de su creatividad pero sin renunciar a las características de un lenguaje escénico siempre lúdico, vitalista y que fusiona lo gestual y lo musical utilizando los recursos de la danza, el canto y el mimo envueltos por un humor surrealista. El mundo entre fantasioso y realista de Frank Kafka se fusiona con guiños a 'Alicia en el país de las maravillas' de Lewis Carrol, 'Seis personajes en busca del autor'de Luigi Pirandello o 'La vida es sueño' de Calderón de la Barca. El montaje ha inaugurado la temporada del Teatre Akademia..

El espectáculo parte del último capítulo de una obra inacabada del autor checo, ‘Amerika’, en la que aparece el Gran Teatro de Oklahoma. Como el protagonista de esta pieza, los personajes (tres actores que están en paro) se dan cita para atender a una oferta del citado espacio que les ofrece la oportunidad de interpretarse a sí mismos. Toni Viñals, Robert González y Anna Alborch, con excelente voz de soprano y notable vis cómica, despliegan toda la gama de disciplinas que exige la interpretación de sus roles. Situaciones de personajes como Gregor ('La metamorfosis'), Josef K ('El proceso') o Karl Rossmann ('Amerika') comparecen en esta puesta en escena en la que se plantea la visión del hombre enfrentado a situaciones que no comprende.

La mitad del montaje transcurre con los protagonistas embarcados en la búsqueda del teatro y compartiendo sus historia personales. Los diálogos se apoyan en la diversidad de unos textos muy bien situados en la hoja de ruta del relato, pero que a veces provocan una cierta dispersión en el espectador menos atento. Pero dejando de lado este detalle, el ejercicio interpretativo del trío de actores/cantantes roza la perfección tanto en la dicción como en lo gestual y musical.  Destaca la habilidad de su recreación 'a cappella' de las piezas arregladas para ser interpretadas sin el acompañamiento de instrumentos. Entre ellas figuran la popular 'La cucaracha', 'El vuelo del moscardón' de Rimsky-Kórsakov, ‘Homenaje a Janis Joplin’ o la pieza de Mozart ‘Soave sia il vento’.

Un buen espectáculo que representa una alegoría del mundo como gran escenario en el que todos somos observados y que se desarrolla en un espacio blanco y desnudo muy bien iluminado que potencia el magnífico trabajo actoral.

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