Objetivo final: ¿el hundimiento?
Es sabido, y cada vez está más documentado, que el aumento en 13 puntos del IVA que se aplica a la cultura no ha conseguido los objetivos teóricos de recaudar más dinero y, al contrario, está afectando muy negativamente a la actividad económica de un sector, el de la industria cultural, que con datos del 2012 en el conjunto del Estado daba trabajo a más de medio millón de personas, 100.000 de ellas en Catalunya, y que representaba, tanto en Catalunya como en el conjunto del Estado, el 4% del PIB, un punto por encima de la media europea.
Es decir, esta política del Gobierno español de aumentar el IVA 13 puntos no solo no ha conseguido aumentar los ingresos, sino que con la desaparición y debilitación de las empresas del sector y la consiguiente destrucción de puestos de trabajo, al Estado le ha representado, vía menos recaudación, menos cotizaciones a la Seguridad Social y más prestaciones de paro, pérdidas.
El objetivo del Gobierno, con el aumento de 13 puntos del IVA que se aplica a la cultura, ¿era económico? Desde mi punto de vista, evidentemente no.
El sistema está aprovechando su crisis para, primero, rebajar y en muchos casos anular derechos sociales, sindicales y políticos conseguidos durante más de medio siglo de lucha, mediante recortes políticos, sociales y económicos que afectan al núcleo fundamental de estas conquistas, la educación, la sanidad y los servicios sociales a las personas, y que han afectado también muy duramente a la cultura. Segundo, debilitar las estructuras públicas, incluidas las de comunicación, más favorables a los intereses comunes, para finalmente crear las condiciones que permitan , a corto y medio plazo, convertir el resultado de estos recortes en negocio del sistema.
Y no olvidemos que la cultura ha sido no solo una columna fundamental del Estado del bienestar sino el motor fundamental en la construcción de la hegemonía que lo ha hecho posible.
Así que no había suficiente con los recortes, tanto nacionales como estatales, que afectaban al mundo de la cultura como al resto de las conquistas del siglo XX, sanidad, educación y servicios sociales.
El Gobierno español ha querido aprovechar la situación para golpear más duramente a la cultura en dos campos. Por una parte convirtiendo el aumento del IVA, instrumento en manos del Gobierno del Estado, en una medida de represalia política que destruiría y precarizaría el tejido cultural más creativo y crítico, y por el otro dificultar, aún más, el derecho de la ciudadanía a la cultura. Es decir, en última instancia debilitar al máximo la cultura como instrumento de creación y reflexión crítica, y dejar solo aquella parte que obedezca a la lógica del mercado puro y duro, la cultura del consumo.
Lo que ha pasado, sin embargo, es que la medida política del Gobierno español ha afectado a toda la industria cultural, al mundo cultural en su conjunto. Y yo me pregunto: ¿cuando un Gobierno aplica una medida que lleva al hundimiento, y no la rectifica, no será que el objetivo final es el hundimiento?
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