La nueva directora artística del Liceu apuesta por la ópera actual

La sustituta de Matabosch, Christina Scheppelmann, reticente ante los montajes escénicos escandalosos, opina que se debe renovar el género

La nueva directora artística del Liceu, Christina Scheppelman.

La nueva directora artística del Liceu, Christina Scheppelman. / ALBERT BERTRAN

MARTA CERVERA / Barcelona

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La nueva directora artística del Liceu durante los próximos cinco años, Christina Scheppelmann (Hamburgo, 1965), ha explicado hoy las líneas generales sobre las que se basará su trabajo. No tiene intención de cambiar nada de las próximas dos temporadas diseñadas ya por Joan Matabosch, su antecesor en el cargo. Su sello se notará más a partir de la temporada 2016-2017, aunque antes, si las condiciones económicas lo permiten, pondrá en marcha su apuesta por la ópera del siglo XX y XXI. "La ópera del siglo XX ha de ser importante en la programación", ha anunciado en perfecto castellano Scheppelmann, que entre 1992 y 1994 fue ayudante del director artístico del Liceu, Albin Hänseroth. 

Su objetivo es preservar el listón de calidad "con grandes voces, producciones innovadoras y colaboraciones con los principales coliseos internacionales" pero a la vez considera imprescindible "abrir vías nuevas a la ópera y dar entrada a nuevos compositores y libretistas para generar las obras maestras del futuro".

Scheppelmann, cuya incorporación definitiva se realizará en enero del 2015, cuando termine su compromiso con la ópera de Muscat en Omán, quiere establecer en el Liceu una Opera Studio como la que montó con éxito en la Ópera de Washington que pilotó 10 años. Antes estuvo al frente de la de San Francisco.

Personalmente le horrorizan los montajes que solo buscan escandalizar y entre sus títulos predilectos figuran desde 'Giulio Cesare', de Handel, al 'Don Carlo' de Verdi y 'Wozzeck' de Berg, aunque su favorita es 'Elektra', de Strauss. Pero no serán sus preferencias sino las del público, así como la trayectoria del teatro, las sugerencias del director musical, Josep Pons, y el presupuesto, los que mandarán a la hora de diseñar su programación.

"Hay que buscar el equilibrio y encontrar soluciones creativas a las dificultades económicas", señala, consciente de la difícil situación del Gran Teatre. "Necesito tiempo para analizar qué cosas funcionan y no en el Liceu, qué podemos cambiar y qué necesitamos", reconoce. Y añade: "Primero quiero conocer el equipo de gente. Ya habrá tiempo para hacer ajustes.

De momento Roger Guasch, director general del Liceu, ya busca sustituto para Ivan van Kalmthout, hasta ahora mano derecha del director artístico, cuyo contrato finaliza en julio. Su puesto será esencial a principio de temporada ya que Scheppelmann no estará aun instalada.

Scheppelmann cobrarará 135.000 euros brutos anuales, gastos de desplazamiento aparte. Según Roger Guasch, director general del Liceu, esta cifra está entre un 30% y un 40% por debajo de lo que se paga en otros teatros europeos. "Venir al Liceu es una gran oportunidad tanto a nivel profesional como personal", ha destacado la nueva directora, que tiene familia en Barcelona, domina el castellano y entiende el catalán. Su fichaje, así como el de Peter Burian, nuevo director del coro, completan dos objetivos clave en plan del nuevo Liceu.