'Novena' vibrante en el Auditori

Fue la del martes en el Auditori una noche de homenajes. El primero a los 30 años de Ibercamera, una iniciativa que mantiene en pie su nivel de excelencia respaldada por un público fiel; el segundo, a la memoria del desaparecido Claudio Abbado, un genio de la dirección que visitó tres veces el ciclo; el tercero, dedicado a la tradición coral catalana con la presentación del Cor Ibercamera, creado por Mireia Barrera para el aniversario con 125 voces del Cor Madrigal, el cor Lieder Camera y la Polifònica de Puig-reig.

Muchos alicientes para disfrutar de la vibrante velada al que se añadió otro: el tributo al maestro Rafael Frühbeck de Burgos, quien a sus casi 80 años fue aclamado por el público y sus músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional de Dinamarca con el mismo entusiasmo que si hubiera dirigido un concierto de despedida. Y es que la velada fue memorable.

La programación de la Novena de Beethoven, precedida en la primera parte por la Octava, agotó las localidades del recinto. Frühbeck de Burgos, batuta española internacional de la vieja escuela, demostró un absoluto dominio tanto de las partituras como del conjunto integrado por una orquesta de casi un centenar de músicos, la nutrida coral y los cuatro solistas que participaron en la interpretación de la magna sinfonía.

Tras una correcta versión de la Octava, calificada por el autor como pequeña sinfonía, llegó la mítica Novena, un monumento musical que permite la máxima expresión del discurso sinfónico. De Burgos y sus intérpretes no defraudaron y llegaron a los momentos culminantes del cuarto movimiento con una fuerza y capacidad de exaltación impresionantes, especialmente con la universal Oda a la alegría.

El coro, que exhibió total compenetración y gran calidad vocal, fue premiado con largas ovaciones. Tras el anuncio de la continuidad de la orquesta creada por Ibercamera con músicos catalanes, sería de desear que el nuevo coro siguiera apareciendo como mínimo en las temporadas. Fue de lo mejor de la celebración.