23ª EDICIÓN

Murakami convierte su discurso del Premi Catalunya en un alegato antinuclear

El 'president' Mas entrega el Premi Catalunya a Murakami.

El 'president' Mas entrega el Premi Catalunya a Murakami. / periodico

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El escritor japonés Haruki Murakami ha convertido su discurso de recepción del 23º Premi Internacional Catalunya en un alegato antinuclear, en el que ha entonado una autocrítica colectiva japonesa por el accidente de la central de Fukushima que ha achacado a la búsqueda de la rentabilidad. El escritor ha comenzado con un guiño cómico con las palabras "Bona nit, Barcelona, como diría Lady Gaga", pero ha continuado en un tono severo con un discurso demoledor contra la energía nuclear.

En sus palabras emocionadas, Murakami ha recordado que el terremoto acabó con "la base de la vida de muchas personas: la familia, los amigos, las casas, las pertenencias" y seguramente también con las ganas de vivir de algunos supervivientes, pero "ser japonés comporta vivir con desastres naturales como tifones, actividad volcánica y los terremotos".

Murakami ha exhibido un cierto determinismo cuando ha reproducido algunas predicciones científicas que auguran "un terremoto de gran magnitud para los próximos 20 años en la región de Tokio, que podría ser mañana". Un determinismo que convive con la creencia de que "no hay ningún Estado que dure para siempre", de que "todo lo que existe se acaba extinguiendo, pues no hay nada inmutable".

La sensibilidad estética oriental

Sin embargo, no ha querido ser del todo pesimista cuando ha apuntado que "los japoneses aceptamos los desastres de la naturaleza como inevitables, pero siempre volvemos a levantarnos; y eso puede haber influido en nuestra sensibilidad estética". Una sensibilidad estética que les lleva a hacer cientos de kilómetros para ver en directo los colores de los árboles en otoño.

El escritor de Tokio Blues ha abandonado ese tono conformista cuando ha hablado del accidente en la central nuclear de Fukushima. "Esta desgracia ha pasado porque las personas que construyeron la central no tuvieron en cuenta que podía haber un tsunami de esa magnitud y porque la compañía estuvo muchos años sin tomar en serio esa posibilidad; y lo que ha pasado afecta profundamente a nuestra ética y nuestro modelo".

Tras los bombardeos de Hiroshima Nagasaki en 1945, Japón ha sufrido ahora, ha recordado el premiado, la "segunda desgracia nuclear en su historia", pero esta vez es diferente: "nos lo hemos buscado nosotros mismos".

Las puertas del infierno

Murakami se pregunta "dónde quedó el movimiento antinuclear que hubo tras la segunda guerra mundial" y remata en un tono crítico: "las compañías eléctricas aseguraban en su publicidad que era la energía más eficiente, es decir, la más rentable, y cuando nos dimos cuenta Japón era el tercer país en nucleares y el 30% de la energía provenía de las centrales nucleares".

A los contrarios a la energía nuclear, ha comentado, se les llamaba "soñadores poco realistas", pero ahora "los reactores nucleares han abierto las puertas del infierno". "Los japoneses deberíamos haber renegado de la energía nuclear y no deberíamos habernos dejado guiar por el criterio fácil de la eficiencia", ha dicho. "Debemos grabar de nuevo en nuestros corazones el mensaje del monumento de la Paz de Hiroshima Descansad en paz, pues el error jamás se repetirá", ha recordado el escritor japonés.

Como ya avanzó ayer en la conferencia de prensa, Murakami destinará los 80.000 euros del premio a las víctimas del terremoto y del accidente nuclear de Japón y ha concluido su discurso con unas palabras de "solidaridad con las víctimas del terremoto de Lorca".

En el mismo acto, el presidente catalán Artur Mas ha agradecido el discurso a Murakami y ha recordado que "Catalunya, sin haber sufrido fenómenos estrictamente naturales, también ha tenido sus particulares terremotos tsunamis en su historia".