Francesco Munzi: «Hay mucho sensacionalismo a la hora de hablar de la mafia»

Entrevista con el director italiano, que acaba de estrenar el relato criminal 'Calabria'

El director italiano Franceso Munzi, fotografiado esta semana en Madrid.

El director italiano Franceso Munzi, fotografiado esta semana en Madrid. / periodico

BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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El director italiano Francisco Munzi acaba de estrenar Calabria, un sobrio y elegante relato criminal centrado en una de las mafias que pueblan la geografía de su país, la temible 'Ndrangueta, situada en la región rural de Calabria. Allí, en medio de rocas y cabras, se asientan los principales núcleos de poder esta organización que Munzi retrata a través de la historia de una familia. Como si El Padrino se encontrara con Gomorra en las áridas tierras del sur de Italia.

-La película está basada en una novela de Giaccochino Giaco. ¿Qué fue lo que le interesó a la hora de adaptarla?

-Me fascinó que contara una historia criminal dentro de un mundo que para mí era totalmente desconocido. Calabria, el Aspromonte y la mafia que allí se ubica de forma tan secreta y protegida. Y además de todo este universo intrincado, hablaba de una familia. Y esa mirada que ofrecía sobre ese entorno más privado fue lo que realmente me movió a adentrarme en ese mundo, en su particular código ético.

-¿Cómo fue el proceso de investigación en torno a la 'Ndrangueta?

-Me trasladé durante dos años a Calabria para conocer a sus gentes. Yo sabía que el lugar era peligroso y que en la zona se asentaban algunas de las familias mafiosas más peligrosas del país. Pero intenté relacionarme con la gente de una manera natural, acercándome a ella sin juzgarla. Seguramente entre esas personas había integrantes de la mafia, pero eso nunca lo sabré. En cualquier caso, mi misión no era realizar una película de denuncia.

-¿Qué elementos utilizó para captar de forma tan precisa la idiosincrasia calabresa?

-A pesar de ser una historia de ficción intenté dotarla de un aspecto documental, reflejando el paisaje seco y la rudeza de sus gentes, la forma particular que tienen de relacionarse entre ellos, el secretismo y la tensión. Por eso la importancia de aportar elementos descriptivos muy concretos de la región. Además, utilicé a muchos habitantes de la zona como actores para dar para que la inmersión fuera total.

-¿Cree que sigue habiendo miedo en Italia a la hora de hablar sobre la mafia?

-Depende de cómo se haga. Denunciar a nivel periodístico sigue conllevando unos riesgos. Aunque hoy en día todo tiende al sensacionalismo, y la perspectiva real de denuncia termina perdiendo parte de su sentido. Creo que se trata el fenómeno de una manera muy superficial. Lo único que importa es el efecto que cause una noticia, no se intenta comprender el fenómeno. En cualquier caso, no era ese mi propósito en la película.

-¿De qué manera quería plasmar la violencia en la pantalla? 

-No quise representar la violencia a través de disparos, de asesinatos. Mi propósito era mostrar la violencia de las relaciones. Para mí era más perturbador el proceso al que se llega cuando uno se da cuenta de qué sus mayores enemigos son precisamente la gente que más quiere, sus amigos, sus hermanos, su familia.

-¿Cuáles han sido sus referencias a la hora de abordar la película. 

-Literariamente lo que más me ha inspirado ha sido la tragedia griega. Toda la historia entre los hermanos mantiene esa esencia. Y desde el punto de vista cinematográfico he vertido todas mis influencias de cabecera, todo el cine que amo. Desde Scorsese a Visconti.

-¿Cree que el gobierno de Renzi está apoyando la industria de cine en Italia?

-Es difícil de decir. Hay muchas ideas, muchos proyectos, pero todavía estamos en un momento de recortes. El programa de Renzi incluía más atención a la cultura que los anteriores gobiernos. Pero todavía no ha dado tiempo a poder comprobar esa repercusión. Lo verdaderamente importante es que, a pesar de la época de crisis que atravesamos, están surgiendo cada vez más directores italianos interesantes. El panorama de cine goza de una buena salud, y eso es la mejor noticia posible.