Interferencias

Mis primos, los Estopa

ANDREU BUENAFUENTE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Yo llamo a los Estopa, «mis primos». Así lo siento. Me recuerdan a algunos familiares que todavía conservo en Andalucía (soy charnego, sí), de esos que viven su vida con alegría, sin meterse con nadie, siempre contentos, vitales, cariñosos, normales... No es tan fácil ser normal. Muchos lo proclaman como márketing personal, pero pocos los son de verdad. Ser normal lleva mucho trabajo, mucha perseverancia. Lo más importante es decir que no a una cantidad ingente de propuestas sin sentido que te llevan a callejones falsos, llenos de impostura , superficialidad y su posterior olvido. Ser normal es driblar al éxito, dándole la importancia que tiene y no más. Ser normal es ignorar esos cantos de sirena absurdos, normalmente interesados, chequera en mano. Para ser normal, pues, tienes que hacer lo que te da la gana, respetar tu oficio, a tus seguidores, a tu familia, a ti mismo en definitiva. Si lo tienes claro, las cosas salen solas, naturales y, todo eso, se acaba reflejando en tú trabajo. Y encima, te lo pasas bien, sigues conectado a tus orígenes, a tu razón de ser. Es ahí, en ese punto, donde andan , viven y cantan los Estopa. Por eso son especiales. Que dices : «Maldito mundo moderno que ha convertido en especiales a los normales». Pero bueno...

Conocí a mis primos cuando empezaban y mi nariz (un poco entrenada para la búsqueda de talento), me dijo que los dos hermanos vibraban de una manera especial. Vi algo, noté algo. Y no fui el único claro. Recuerdo que estábamos haciendo el programaLa Cosa Nostraen TV-3 y mandé un equipo a la sala Bikini para recoger lo que, a mi entender, era el nacimiento de un fenómeno, Algún compañero dudó. Dudar es sano, pero ¿qué podíamos perder? Siempre me he planteado la tele como un escaparate para los buenos artistas, un medio para ayudarles ( y ayudarme), a llegar a más gente. La música es un buen contenido televisivo, aunque sigan diciéndome que me lo replantee. No me da la gana, ya soy demasiado mayor y me gusta demasiado la música. Aquella noche empezamos a ser amigos, porque ellos no olvidan a sus compañeros de viaje. Todo lo demás ha sido muy fácil y muy bonito. Han estado siempre a nuestro lado (y viceversa) pese a su despegue espectacular, sus giras inmensas, sus viajes, su trajín que siempre, siempre, relativizan... Relativizar todavía es más sano que dudar. Te mantiene siempre en la casilla de salida que es la más emocionante. Vienen de la movida más grande que te puedas imaginar y solo te dicen : «¿Qué? ¿Una cervecita?» Ahí te han ganado. Otra vez.

¡Están vivos!

Admiro a los Estopa porque siempre están igual. No he visto regularidad semejante en mi vida. Siempre están emocionados con el último trabajo, la última tarde en el estudio, la última anécdota. ¡Están vivos! Ahora que se resume y se recopila su primera década, siento la extraña y reconfortante sensación de que todavía nos van a dar muchas alegría, muchas más canciones y emociones. A lomos de esa normalidad, tienen todo el futuro por delante y siguen sumando y sumando con un añadido: la experiencia. Son esos héroes de la clase trabajadora.Working class hero, que cantaba mi veneradoLennon. Eso se tiene o no se tiene. Y Estopa lo tienen sin haberlo buscado. Lo cultivan sin saberlo. De ahí nacen sus canciones, su cotidianidad y su talento. Solo espero verlos otra vez y tomarme una cerveza. Nada más. Y nada menos.