Cuando el miedo sale a escena

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VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Ninguno de los 14.000 espectadores que acudieron el pasado sábado a la actuación de Joaquín Sabina en Madrid se esperaba que el cantante pusiera en escena una versión de Pastora Soler. No se trató de ninguna adaptación musical, sino, más inesperadamente aún, de la forma con que el primo de Serrat justificó lo que nunca le había pasado en medio siglo de carrera: dejar un bolo a medias. «Me ha dado un 'pastora soler'», dijo mientras se bajaba del escenario aguantando el sollozo al haberse sentido sobrepasado por las circunstancias, como ya le sucediera semanas atrás a la artista sevillana.

Para muchos, eso del miedo escénico no era más que una ocurrencia que acuñó Jorge Valdano para apelar al ambiente del Bernabéu en las remontadas europeas. Palmarés, una grada en ebullición e incluso el espíritu de Juanito para intentar amedrentar al adversario. La acepción resulta más difícil de entender al trasladarla a las tablas del escenario, con actores idolatrados por su público y cantantes arropados entre sus fans, jugando ambos en terreno propio, sin enemigos a batir, más allá de algún crítico obstinado. ¿De dónde surge entonces ese temor?

El psicólogo forense Bernat Tiffon advierte de que se trata de un diagnóstico «muy heterogéneo», pero que, a rasgos generales, se trata de perfiles con «rasgos neuróticos», que, pese a la aparatosidad del término, no deja de ser una cierta «inestabilidad emocional inseguridad». Personas a las que les sobreviene una «ansiedad anticipatoria» en plena actuación, ante el temor de tener que afrontar alguna cuestión a la que no puedan responder. Una ansiedad que se agiganta en situaciones en las que «escapar o encontrar refugio puede resultar muy difícil», expone el psicólogo Jordi Bernabeu, recordando así la responsabilidad de actuar ante miles de espectadores, con todos los ojos puestos en una única figura.

PRESIÓN

José Vicente Pestana, profesor de Psicología Social de la Universitat de Barcelona, pide «no exagerar hablando de pánico», y menos aún al tratarse de una reacción emocional «que puede tener toda persona y por tanto cualquier profesional a lo largo de su carrera». La relevancia en los casos de Sabina y Soler llega por «el enorme grado de exposición que tienen» en los medios, de manera que «se amplifica la reacción». Pestana destaca que se trata de artistas consagrados, curtidos en las tablas, con una trayectoria dilatada que les aporta experiencia pero que también tiene un hándicap cuando, por el lógico desgaste, el artista ve cómo su motivación profesional y su propuesta creativa «acaban cediendo terreno a la presión del espectador». «Llega el momento en la vida de todo artista en que se pregunta si está haciendo lo que realmente desea», añade Pestana.

El actor catalán Esteve Soler aporta luz a esa perspectiva: «Cuanta más carrera tiene uno, más siente la responsabilidad de no defraudar al público, y esa carga puede acabar bloqueándote fácilmente». Surge entonces la ansiedad, «creciente, repentina e incontrolable», dice Pestana. Y con ella la taquicardia, el mareo, la dificultad para respirar, náuseas, escalofríos y la sensación de que las fuerzas flaquean. Esa es la expresión física de una incomodidad creciente que puede derivar en dos resultados: «La huida, la necesidad de interrumpir el concierto e incluso suspenderlo, o justo lo contrario, la paralización, el bloqueo por no saber cómo reaccionar», añade este psicólogo con más de 10 años impartiendo talleres de expresión y control personal.

EL CONTEXT

Tiffon recuerda la conveniencia de «contextualizar el momento vital» en el que se encuentra la persona que sufre el miedo escénico. En ese punto coincide con el mánager de Sabina, José Emilio Navarro, que subraya que hacía cinco años que Sabina no actuaba en solitario en Madrid, su casa, y que los nervios le pudieron jugar una mala pasada. Navarro recuerda que se mantiene el concierto previsto para hoy en la capital española, enmarcado en la gira '500 noches para una crisis'.

Cara al futuro, Bernabeu habla del «locus de control», la capacidad de uno mismo para generar dominio ante situaciones que pueden acarrear efectos negativos o imprevistos. Y Tiffon revela la necesidad de que artistas que afrontan alto desgaste ahonden «en su seguridad autoestima». Pestana sostiene que es una situación «reversible», y recomienda los servicios de un 'coach'.

Propuestas de las que deben tomar nota muchos más artistas de lo que pudiera parecer, según revela la actriz Silvia Marsó. «Estoy convencida de que los ataques de Pastora y Joaquín harán que más intérpretes se atrevan a contar los suyos. Preveo una salida del armario de actrices y actores reconociendo lo mal que a veces lo pasan ahí arriba».