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Meryl Streep: «He surfeado en la ola de la fortuna»

Meryl Streep «He surfeado en la ola de la fortuna»_MEDIA_1

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PAZ MATA / LOS ÁNGELES

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Tiene tres Oscar en su haber y ha sido reconocida como «la mejor actriz del mundo». Meryl Streep (Summit, Nueva Jersey, EEUU, 1949) ya se puede relajar y hacer lo que más le plazca. A estas alturas de su carrera lo mismo da vida a una mujer de 70 que de 50 y, si se empeña, incluso de 40. Si bien su rostro tiene un sello propio, sus aptitudes le permiten personificar diferentes tipos de mujer, un plus que suma a su excelencia como actriz.

En los últimos siete años ha dado vida desde una de las más odiadas figuras políticas de la historia contemporánea (Margaret Thatcher) a la despiadada editora de una revista de moda (El diablo viste Prada) pasando por la madre soltera que busca el amor y su subsistencia económica (Mamma Mia!) o la implacable monja que acusa, ciegamente, a un sacerdote de pedofilia (La duda). Por eso, ahora no le ha hecho ascos a la bruja del cuento en Into the woods, un personaje que se negó a interpretar en anteriores ocasiones por considerar ofensivo que se lo ofrecieran cuando aún no había traspasado la barrera de los 40. Lo bueno que tiene cumplir años es que ya no tienes tiempo para la vanidad y menos para gastar energías en demostrar que puedes con todo. Eso parece haber pensado Meryl Streep al aceptar trabajar en la adaptación cinematográfica del musical de Stephen Sondheim. En él da vida a una vieja bruja que, en venganza contra el hombre que hace años le robó las «judías mágicas» de su huerto, maldice al hijo de éste y a su esposa anunciándoles que no tendrán hijos a menos que en el trascurso de 72 horas le provean de los ingredientes necesarios para deshacer el hechizo: una vaca, tan blanca como la leche, una capa, tan roja como la sangre, un cabello, tan rubio como el maíz y un zapato de oro. Y así, Meryl Streep ha vuelto a hechizar al público y a los miembros de la Academia de Hollywood que le han nominado como mejor actriz de reparto, rompiendo así su propio record: ¡19 nueve nominaciones!

-¿Que tiene de especial Stephen Sondheim, que le haya animado a trabajar en este musical?

-Sondheim es único, imprime una huella indeleble en lo que hace, no hay nadie como él. Para mí, es el más grande de los compositores de este maravilloso arte que es el musical. Into the woods es mi favorito. Lo vi por primera vez en 1987 y no podía sacarme de la cabeza canciones como Nadie está solo o Los niños que escuchan.

-En el pasado usted se negó a interpretar a una bruja. ¿Por qué ha aceptado ahora el papel?

-En el pasado me pareció insultante que me ofrecieran ese papel por el hecho de haber cumplido 40 años. Demonizar a una mujer por ser mayor o considerar la edad como algo terrorífico me irrita. No entiendo por qué una mujer, que ha pasado la edad de tener hijos, tiene que ser considerada un personaje grotesco. Pero este caso ha sido distinto por dos razones, primero porque Sondheim en su lírica recomienda que se preste atención a las brujas, a pesar de su apariencia, porque puede que tengan razón en lo que hacen y segundo, porque estoy muy orgullosa de tener 65 años y de interpretar a mujeres incluso más mayores que yo aunque sea unas brujas (risas).

-¿Si fuera una bruja o tuviera poderes mágicos en qué los usaría?

-En curar a los enfermos. Creo que todos tenemos algo de energía holística y que podemos ayudar a sanar a otras personas pero también podemos hacerles daño, son las dos caras de la moneda. Por desgracia, con la llegada de las nuevos avances tecnológicos en la medicina se han perdido los beneficios curativos del contacto humano.

-¿Le da a usted miedo adentrarse en el bosque?

-No. De pequeña jugaba siempre en el bosque que había cerca de casa y ahora vivo muy cerca de otro bosque. Amo el bosque. La frase «estar en el bosque» es una expresión muy popular en Estados Unidos que significa estar un poco perdido, no saber lo que se está haciendo, una expresión que conjura ciertos miedos. Procede de los viejos cuentos de hadas de los Hermanos Grimm. Esos bosques sí que me daban miedo cuando era niña.

-Su personaje está obsesionado con la juventud. ¿ Como justifica eso?

-La bruja piensa que si bebe la poción y recupera la juventud y la belleza su hija no se avergonzará más de ella, la aceptará y se quedará a vivir con ella. En el fondo lo que está buscando es el amor más que belleza Naturalmente todo eso no depende de su apariencia física, sino de la belleza de su corazón, algo que en ese momento no tiene. Pero en realidad lo que me gusta de las letras de Sondheim es que da a los personajes buenos motivos para hacer maldades. Creo que todas las acciones, por malas que sean, tienen una justificación para el que las hace.

-¿Cual es su actitud en estos momentos con respecto al hecho de ser joven?

-La misma que he tenido siempre, desde que tenía 7 años (risas). Solo que ahora, cuando me levanto rápido de una silla, me doy cuenta de que los años pesan (risas).

-¿Y con respecto al amor?

-El amor es lo más importante en la vida. Sé que necesito recibir y dar mucho amor.

-¿Siente algún remordimiento por algo que haya hecho en el pasado?

-Sí, de haber perdido el tiempo haciendo dietas, me arrepiento de eso, es una estupidez obsesionarse por el peso, pero las actrices lo hacemos. Por suerte, ya se me ha pasado la fijación. Hace más de 20 años que no me pongo a dieta (risas).

-Usted es ya toda una institución en el mundo del cine, muchas actrices llegan y se van, pero usted sigue en cresta de la ola.  Algo habrá hecho bien para seguir ahí…

-Creo que he estado surfeando en la ola de fortuna, una ola que me llegó en un momento de cambio en esta industria. Hasta entonces casi no había mujeres ejecutivas en los estudios, o en los equipos de rodaje e incluso en los medios de comunicación. Las cosas empezaron a cambiar precisamente cuando yo empecé en esta profesión. Todavía me acuerdo de lo que me dijo en una ocasión Bette Davis, creo que ella tenía 41 años y acaba de hacer Eva al desnudo. 'Apriétate el cinturón porque vienen curvas', me aconsejó. Su carrera estaba ya acabando. Pero, las cosas han cambiado mucho en Hollywood desde entonces.

-¿Hay alguna actriz a la que esté siguiendo sus pasos?

-Hay muchas actrices extraordinarias en estos momentos, no quiero mencionar a ninguna por temor a olvidarme de alguna o aislar a otras. Mi memoria empieza a tener goteras, es como un colador (risas), cosas de la edad, querida. Hay actrices maravillosas, solo necesitan que les ofrezcan buenos guiones. Eso es lo que siempre hemos necesitado: buenos guiones.